Opinión | MIEL, LIMÓN & VINAGRE
Jaime Ferrán
Andreu Buenafuente, humor incombustible
Hay algo de masoquismo, tal vez, pero no vamos a juzgar a quien se esfuerza tanto por hacernos reír

Andreu Buenafuente. / EPE
Andreu Buenafuente está de vuelta. Este mes volvió el cómico catalán a la televisión en abierto, a TVE, con Futuro imperfecto, un programa-monólogo para sacar una sonrisa a los españoles que sobreviven en un mundo cada vez más incierto.
La misión del programa es clara y la desveló él mismo: "Reírnos de todo y de nosotros mismos, para empezar". Ironía y sátira contra un mundo que describió como "cada vez más encabronado". Porque "la comedia no arregla nada, pero, quizá, lo hagamos más soportable", añadió Buenafuente, que encara su trabajo con una filosofía que debería recetarse en los centros de salud: "El odio tiene mejor marketing que la bondad. Es algo que estamos comprobando. Pero también creo que el humor es más fuerte que el odio. Y ahí estamos nosotros". No sé lo que durará, pero cuánta falta nos hacía.
Dudo de su duración porque en la carrera de este presentador nacido en Reus hace ya 60 años hemos visto de todo. Su trayectoria va ligada a su productora El Terrat, con la que lanzó en TV3 en 2002 el germen de lo que vería toda España después, Una altra cosa. Por allí circularon Edu Soto con su personaje ‘Neng de Castefa’, David Fernández antes de hacer de Chikilicuatre y el mismísimo Jordi Évole. No tardó Antena 3 en echarle el ojo y en 2005 estrenó Buenafuente, programa que llegó a hacer sombra alguna noche a Crónicas marcianas.
Ese espectáculo, por desgracia, tuvo un éxito muy efímero. En la segunda temporada la audiencia no le respondió como esperaban los de arriba y terminó largándose a La Sexta en 2007. Se llevó el todo el ‘pack’. Sin embargo, parece que perdió con la mudanza. En una reciente entrevista con David Broncano, reconoció que fue una época "muy chunga". Ni funcionaba el show ni se lo ponían fácil con los horarios. "Me acuerdo de que mi madre intentaba aguantar, pero antes de mí ponían tres capítulos de El Mentalista", dijo. En ese momento entendió "que no apostaban mucho por el programa".
Fue en esa etapa cuando conocimos a Berto Romero, un personaje con mucha nariz y gafas sin cristal que, a partir de ese momento, también nos ayudaría a sobrellevar con mejor cara la grave crisis económica que estaba a punto de pasarnos por encima. Una de las cosas que siempre habrá que agradecer a Andreu es la cantera de humoristas que nos ha dejado. También fue en estos años cuando fichó a la que después se convertiría en su mujer, Silvia Abril. Aún hoy, cada vez que aparece en junto a Buenafuente a él se le pone cara de tontorrón. La admira y se nota.

David Broncano, Andreu Buenafuente y Berto Romero, en 'La revuelta' / RTVE
Con ella se atrevió a presentar la gala de los Goya en 2019 y 2020 —después de haberlo hecho solo en 2010 y 2011—. No hay regalo más envenenado para un artista español que el ofrecimiento de dirigir semejante ceremonia. Y salió indemne.
En 2011 terminó su aventura en La Sexta y, como es curioso el hombre, volvió a TV3 para presentar Com va la vida? junto al divulgador científico Eduard Punset, en el que reflexionaban sobre la vida y la ciencia. Esa pequeña dosis le tuvo que venir bien para superar el fracaso más rotundo de su carrera: Buenas noches y Buenafuente. 2012. Antena 3 otra vez. Un mes aguantó. Como si nada, en 2013 lanzaba En el aire. La Sexta de nuevo. Hay algo de masoquismo, tal vez, pero no vamos a juzgar a quien se esfuerza tanto por hacernos reír.
Broncano, anteriormente mencionado, fue asiduo a Late motiv, como Miguel Maldonado y Javier Coronas. Con este programa salió de la televisión en abierto y se metió de lleno en Movistar+. Esta última aventura le duró cinco años, hasta 2021. Mientras todo esto sucede, Buenafuente también es parte de Nadie sabe nada desde 2013. Uno se pierde con la actividad imparable de este hombre, que ha salido en hasta cinco películas de Torrente haciendo de dominguero.
Entre sus haberes, siempre podrá decir con orgullo que le salvó la vida a Concha Velasco. La propia actriz, en paz descanse, contó que una noche se tomó un bote de pastillas de Lexatin después de ver a su exmarido en televisión diciendo que nunca la quiso. El cabrón. Inmediatamente después, viendo el programa de Buenafuente, comenzó a reír sin parar, sufrió un ataque de tos y acabó vomitando el cóctel de pastillas: "Lo eché todo y llamé al médico del hotel, que me dijo: "Se ha hecho usted un lavado de estómago gracias a Buenafuente"". En televisión en abierto, en plataformas, en radio o como quiera, quien te quiera te recomendará Buenafuente.
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