Opinión | EDITORIAL

Inditex y A Coruña caminan juntas

Amancio Ortega, fundador y máximo accionista de Inditex, junto a su hija Marta, presidenta del grupo textil

Amancio Ortega, fundador y máximo accionista de Inditex, junto a su hija Marta, presidenta del grupo textil / Carlos Pardellas

En muchas universidades del mundo se estudia eso que han dado en llamar «el milagro Inditex». Se busca explicación a un fenómeno único en el mundo que supone que desde la periferia de un país periférico, una empresa haya sido capaz de cambiar para siempre el mundo de la moda. Por mucho que los teóricos busquen razones esotéricas que expliquen cómo en 50 años se puede pasar de tener una tienda a tener 5.563 y ser una marca global, con beneficios que se incrementan en cifras de dos dígitos y sin que, hasta el momento, nadie se haya atrevido a poner un techo a su crecimiento.

El ritmo es tan frenético que una simple división sirve para calcular que la empresa ha tenido que abrir una media de una tienda cada tres días para conseguir alcanzar esa cifra en esos cinco decenios. Fue en 1975 cuando Amancio Ortega abrió su primera tienda de Zara en la calle Juan Flórez. Dos años más tarde, la sede y las fábricas de la compañía se establecen en Arteixo de donde no se han movido y, por lo que parece, no se moverán. Lo que nadie puede negar es el indudable apego a su tierra que la multinacional ha demostrado a lo largo de estos cincuenta años de vida. En estos momentos, Inditex posee una plantilla de 162.083 personas de 170 nacionalidades diferentes y la empresa está presente en 214 mercados, y todo ello sin que haya renunciado en ningún momento a su enraizamiento en A Coruña. Es más, ese compromiso con la urbe en la que nació la multinacional se incrementa con el paso del tiempo.

Desde la ampliación de sus instalaciones en Arteixo, centralizando desde el polígono de Sabón todos los planes de expansión y todo el desarrollo de nuevos proyectos, hasta las acciones que, a través de la Fundación Ortega, buscan devolver a la sociedad una parte de lo que esta le ha dado. La última de sus actuaciones hasta el momento ha sido la cesión a la Xunta de Galicia de una residencia para mayores en la zona de Eirís. Pero, además, esa apuesta por A Coruña se demuestra también en que, desde el primer momento, el fundador de Inditex ha mantenido a su lado a los proveedores locales. Alrededor de la compañía se ha creado una constelación de empresas que se han visto catapultadas a nivel mundial por el carácter que imprime ser elegidas por la multinacional para acompañarla en su expansión por todo el planeta.

Además, el futuro de esta relación entre A Coruña y los Ortega está garantizado, como demuestra el compromiso que también su hija y presidenta de Inditex, Marta, ha adquirido con la ciudad a través de la Fundación MOP. Las exposiciones de los grandes fotógrafos de moda del mundo y su apuesta educativa que propicia el conocimiento de jóvenes valores ya han servido para situar a A Coruña en el primer plano de la cultura.

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