Opinión

xoel ben ramos

¿Barajas quedarte a vivir allí?

Quizás sea un fallo como sociedad que haya personas durmiendo en la calle, vecinos que hagan su vida en un portal o gente que pernocte cada noche al calor de un cajero automático. Quizás. Tú, seguro, tienes argumentos de sobra para explicar los porqués: desarraigo, adicciones, desempleo, enfermedades mentales… y algo de crisis habitacional (añadiendo el toque de actualidad). Por eso la mejor solución ante un desajuste mayúsculo de personas sin hogar, parece ser: bloquear su libre circulación y censarlas. Dos buenas medidas, sin duda, porque algo habrá que hacer. Es más, la idea de impedir el acceso ya está dando sus frutos: ahora los sintecho ocupan los viales exteriores y el parking; y eso de los censos... ya viene de viejo. Por ejemplo, la biblia menciona uno bien famoso. Cuando María y José tuvieron que dejar Nazareth e ir a Belén. El problema que se encontraron fue el mismo. Derivado de ello, el Mesías nace en un establo y su camita es un pesebre (el tiempo nos dirá si la T4 está llamada a ser un «Portal de Belén» posmoderno y una papelera con el logo de «Contenur» hará las veces de cuna).

Es broma. Lo cierto es que eso ahora en Madrid, sería impensable. Una mujer embarazada podría dar a luz, cuando menos, en el hospital Isabel Zendal (el de la pandemia). También, por elucubrar medidas excepcionales a una situación anómala como la del aeropuerto, se podría habilitar este centro multiusos —algunos indican que hoy en día infrautilizado— para acoger a unos pocos centenares de madrileños con «diversidad habitacional». Porque, siendo sinceros, al final esto, ¿a cuánta gente afecta?, o será que es el lugar elegido lo que incomoda. Según el último padrón de la capital, de principios de año, viven en la Villa y Corte 3,527.924 de habitantes. Es decir, que los cuatrocientos y pico «transeúntes» —pongamos quinientos por redondear— son un problema que afecta a tan sólo 0,014% de la población del ayuntamiento. ¿Y tantas zarandajas por un 0,014%? Me juego el meñique a que con unas olimpiadas a la vuelta de la esquina o una visita papal, o —que sé yo— una cumbre de la OTAN, se «limpiaban» esos espacios públicos en menos de lo que pestañea la Ayuso... y con menos miramientos. Todo sea por la seguridad colectiva, la buena imagen y el respeto hacia los que quieren coger su avión sin presenciar el «espectáculo bochornoso».

Temo que la conclusión sea esta. Es el lugar lo que molesta. Cruzarse cada noche con unos cuantos bultos dormitando entre cartones nunca sería portada del telediario. De repente, que esos pocos sean cientos y escojan un flamante emplazamiento aeroportuario para ponerse a sobar... é outro cantar.

Suscríbete para seguir leyendo

Tracking Pixel Contents