Opinión | Mujeres

Pies, ¿para qué os quiero?

Barbie, la muñeca, cumplió el pasado 9 de marzo 66 años aupada en sus taconazos. A esa edad la mayoría de las mujeres los ha sustituido por un calzado más cómodo. Barbie se mantiene sobre ellos, aunque en su vestidor cada vez hay zapatos más variados. Ella ha llegado hasta aquí pasito a paso, de la mano de millones de niñas y ha ido cambiando con ellas, algo más despacito quizás.

Un grupo de investigadoras de la Universidad de Monash, en Australia, podólogas por más señas, ha tenido la inmensa paciencia de medir el ángulo de inclinación de los pies de 2.750 versiones distintas de Barbie, producidas por la empresa juguetera Mattel desde 1959 hasta junio del año pasado. Es extraño que alguien se preocupe de algo así, tal y como anda el mundo, pero el caso es que de sus observaciones pueden extraerse algunas conclusiones más o menos interesantes.

Han verificado, como era de esperar, que las Barbies que se comercializan como mujeres profesionales están diseñadas ahora para usar tacones más bajos que aquellas a las que no se les conoce ocupación alguna y que han sido fabricadas con la única pretensión de lucir palmito. También han comprobado que, aunque Barbie dio sus primeros pasos en tacones, a partir de 2020 solo el 40 por ciento de los nuevos modelos a la venta tiene pies para hacerlo.

Las autoras de este estudio han comprobado, en definitiva, que «los cambios en los roles laborales de las mujeres se reflejaron en la postura de los pies de la muñeca».

Si las Barbies se fabrican para que las niñas se identifiquen con ellas, tiene su lógica que se parezcan a las mujeres que las rodean y en las que acabarán convirtiéndose, mujeres que van por la vida corre que te corre atendiendo a sus obligaciones, mejor en calzado deportivo que sobre tacones de aguja. Si se piensa en Barbie como en un juguete aspiracional, una representación de lo que las niñas desean llegar a ser, tampoco queda mucho espacio para tacones, poco prácticos para ir a clase, para viajar, para trotar por los festivales o ir de verbena en verbena; tampoco son lo mejor aguantar sobre ellos toda una jornada laboral.

Las cinco podólogas australianas que firman esta singular investigación, publicada en la revista científica PLOS One y difundida en España por el Servicio de Información y Noticias Científicas (SINC), han confirmado lo que sospechábamos, que las generaciones más jóvenes vienen pisando fuerte, y que imponen el mismo paso a sus muñecas, y que no tienen ninguna intención de pasar por la vida de puntillas.

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