El eclipse americano

Si tuviéramos que buscar comparativo para saber a dónde va Donald Trump sería difícil encontrarlo entre sus pares en países democráticos. La deriva autoritaria y su apuesta ultranacionalista le acercan horrores a Narendra Modi en la India, una democracia secuestrada por el poder. Pero hasta esta comparación puede quedarse corta. La idea de que las urnas te conceden un poder absoluto por el que puedes saltarte la ley, como ocurre con la deportación de inmigrantes a terceros países, acosar a los jueces que revierten las decisiones gubernamentales o amenazar a despachos de abogados y multinacionales si no aceptan la ideología del nuevo Gobierno, suponen abiertamente un fraude democrático.

En un país al que todos mirábamos como ejemplo de libertades, lo más delirante es el acoso a las universidades y en especial a la de Harvard. El despotismo que Trump ha desplegado para dejarla sin financiación, sin profesores ni estudiantes extranjeros, refleja precisamente el ocaso de esa libertad que defendía la Casa Blanca. La idea de que las cátedras tienen que acatar los dictados del Gobierno es más propia de países como Venezuela o China que de uno que defienda las libertades. Si además se hace porque hay protestas contra las masacres en Gaza en un campus universitario donde el presidente es judío, la deriva americana habla muy mal también de la fragilidad de Israel, si tiene que defender el estado negando la libertad de expresión y la crítica.

¿Acaso no se puede decir que los crímenes de guerra en Gaza hacen difícil diferenciar al Gobierno de Israel del terrorismo de Hamás? Trump llegó al poder alardeando de que el próximo Nobel de la Paz sería suyo en cuanto pusiera orden a las guerras de Ucrania y Gaza. Cómplice de los dos invasores (Putin y Netanyahu), la idea se antoja lejana. Tal vez ese premio Nobel debería ir para la Universidad de Harvard y su presidente Alan Garber, por intentar mantener una isla de luz en medio del eclipse democrático en el que el presidente americano está metiendo a su país y al mundo.

Suscríbete para seguir leyendo