Opinión | 360 grados

La OTAN ensaya la guerra en el Báltico

Por si no bastara con las continuas tensiones en el mar Negro por culpa de la guerra de Ucrania, la OTAN ensaya esta semana la guerra en el Báltico.

Se trata de las maniobras Baltic Operations (Baltops) : si el francés era el idioma de la hoy olvidada diplomacia, el inglés lo es el de la guerra y los negocios, que siempre van en pareja.

Tuvieron lugar por primera vez esas maniobras en 1971, en plena Guerra Fría, cuando un grupo de batalla de portaaviones estadounidense hizo una demostración de fuerza a veinte millas marinas frente a la costa soviética, y desde entonces se celebran anualmente.

Hasta ahora normalmente los navíos participantes tenían como punto de reunión algún puerto de un país escandinavo, pero esta vez el elegido es el de Rostock, en Alemania.

No en vano aspira este país al futuro liderazgo militar de Europa. Para preocupación por ciento de quienes recuerdan el papel de Berlín en las dos guerras que ensangrentaron el continente el siglo pasado.

Pero no importa, Alemania está hoy perfectamente integrada en la UE y con la elección de esa ciudad de Mecklemburgo-Pomerania Occidental, el Gobierno de Friedrich Merz quiere destacar el papel central que ocupará en la estrategia de la Alianza.

El ministro alemán de Defensa – antes los llamaban de la Guerra- Boris Pistorius, socialdemócrata y el político más popular del país, inauguró en esa ciudad hanseática el pasado otoño un centro de operaciones navales, desde el cual se coordinan las nuevas Baltops.

En las maniobras del Báltico se ensayarán hasta el 20 de junio todo tipo de operaciones navales como desembarcos de unidades anfibias, lanzamiento de drones tanto aéreos como submarinos, defensa antiaérea, desminado y guerra antisubmarina, por citar sólo algunas.

La televisión alemana ha anunciado la transmisión en vivo de esos ejercicios navales, en los que participan unidades de diecisiete países, para el entusiasmo de los aficionados a la tecnología militar puedan seguirlas en directo.

Hay que preparar a los ciudadanos para una posible guerra con Rusia, que algunos pronostican para dentro de un máximo de cinco años, aunque el Gobierno niegue que esas maniobras vayan dirigidas contra un país concreto.

Se trata sólo, según explica, de estar en todo momento preparados para defender a cualquier país miembro de la Alianza Atlántica de cualquier amenaza procedente del exterior.

Lo que no impidió que el jefe de la Armada, el almirante Jan Christian Kaack, advirtiese de la creciente agresividad de Rusia en el Báltico y calificase de aliciente el hundimiento en 2022 a consecuencia de un ataque ucraniano con misiles del acorazado Moskvá, buque insignia de la flota rusa del mar Negro.

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