Opinión | Un minuto

Apoteosis de Alcaraz

Por las muchas veces que he tenido que aguantar con resignación la cantinela de que Carlos III fue —que no sé la certeza del dicho — quien dijo que para su ejército «no quiero ni gitanos, ni murcianos, ni gente de mal vivir», ahora puedo desquitarme del sinsabor. Escribí eso, y lo copio tal cual se publicó el 19 de julio de 2023 cuando Alcaraz ganó Wimbledon.

Ahora, en 2025, con el apoteósico triunfo de Carlitos en Roland Garros, el gentilicio de murciano, por el origen del tenista, brilla en el mundo deportivo, y en otros más, como nunca. Alcaraz, Carlitos, el murciano de 22 años que remontó la final más larga vivida, hasta ahora, en esas canchas, no deja de repetirse.

Y van a permitirme que yo, que por nacimiento me toca también lo de murciano, estoy que me salgo de mí mismo.

Aprovecho para aclarar que una de las apreciaciones, vale como sinónimo de amigo de lo ajeno, es el adjetivo murciano usado por Carlos III y debe entenderse que lo que no quería en sus huestes eran rateros, cacos, ladrones, etc., y demás ralea de gente de mal vivir, pero sí admitía a gente que sabía esforzarse hasta lo inaudito como demostró, siglos después, un tal Carlos Alcaraz Garfia, nacido el 5 de mayo de 2003 en El Palmar (Murcia).

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