Opinión | Corto y al pie

Las manzanas podridas de la construcción

Víctor de Aldama, vestido con vaqueros y camisa blanca, cruzó la plaza de la Independencia el jueves, a media mañana. Al pasar frente a Aarde, ese restaurante que tanto frecuenta y que es uno de los santuarios predilectos de la élite política y empresarial de Madrid, casi nadie le reconoció, más allá de mis dos acompañantes y yo misma. El empresario irradiaba una satisfacción indisimulada después de que, horas antes, la Guardia Civil indicara que Santos Cerdán, el ya dimitido secretario de Organización del PSOE, habría cobrado comisiones por la adjudicación de obras públicas. Aldama fue quien primero señaló al socialista por las supuestas mordidas en el marco de la investigación del caso Koldo. El empresario afirmó en el Tribunal Supremo que Santos Cerdán tenía una serie de tratos con la constructora Acciona para el País Vasco.

La caída del número 3 del PSOE es un estallido de metralla política cuyos efectos secundarios pueden crecer. Sin embargo, sin minimizar las consecuencias que pueda tener para el Gobierno de Pedro Sánchez, es hora de poner el foco en Acciona, a la que se ha requerido información sobre cinco contratos.

La respuesta de la compañía de la familia Entrecanales fue demasiado tímida, limitándose a afirmar que desconocía los hechos y a anunciar la apertura de una investigación. Además, circunscribió lo sucedido a un único empleado, su director para Navarra y la Rioja. Acciona deslizó que el ejecutivo fue despedido en 2021, sin dar más detalles. Resulta difícil comprender y más aún defender esta parquedad de palabras, especialmente en una empresa cotizada y en medio de una sucesión de indicios tan inquietantes como los que relata la UCO.

Pasar de puntillas sobre la responsabilidad empresarial en la corrupción vinculada a la obra pública es un error mayúsculo. Cabe identificar a toda manzana podrida antes de que contagie al resto y dañe a la construcción, un sector clave para el desarrollo económico y social del país que tiene que dejar de hacer negocios con Aldama y sus amigos.

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