Opinión | EDITORIAL
La Torre y la cárcel tienen que ir de la mano

La prisión provincial, con la Torre de Hércules al fondo. / CASTELEIRO/ROLLER AGENCIA
El Concello de A Coruña y la Xunta colaborarán en la mejora del que pasa por ser el mayor atractivo turístico de la ciudad: la Torre de Hércules. El milenario faro, que a estas alturas de año ya ha superado las cien mil visitas, recibirá una inversión de 1,2 millones de euros para diversas actuaciones, tanto en su interior como en el exterior.
La más llamativa, por su importancia y complejidad, será la remodelación que se hará en la zona subterránea de las excavaciones. Lo que se busca es que el yacimiento sea accesible para todas las personas, al tiempo que se procederá a la eliminación de las humedades que ahora mismo se producen. Además, se actuará en la terraza superior, en la sala Giannini. También se reformará la caseta de piedra en la que se guarda la estela romana que supuestamente grabó el arquitecto lusitano que construyó el monumento y que ahora pasa desapercibida para la gran mayoría de las personas que acuden a visitar la Torre.
Hace ya quince años que el faro recibió el título de monumento Patrimonio de la Humanidad. Una distinción que, además del reconocimiento de su singularidad y relevancia, acarrea una serie de obligaciones de mantenimiento y conservación que, en caso de no ejecutarse, podrían llegar a suponer hasta la pérdida del título concedido. El Concello, además de este proyecto de mejora que se comenzará a ejecutar de inmediato, lleva años pendiente de la aprobación del plan especial de la Torre. Tras pasar por diferentes fases, ahora mismo, este documento está pendiente solo del dictamen del Icomos, un órgano consultivo de la Unesco, fundamental en el seguimiento de los monumentos patrimonio de la humanidad.
El organismo se pronunció en 2020 sobre diferentes aspectos que había que mejorar en el entorno del faro y, en ese documento, hizo especial hincapié sobre los perjuicios que podría traer al carácter patrimonial del monumento el estado ruinoso de la prisión provincial, que mira de frente al faro. El Icomos llegó a exigir a todas las administraciones con competencias la inmediata recuperación del penal. La cárcel lleva desde que cesó su uso penitenciario sucumbiendo al estado de abandono.
El pleno municipal aprobó por unanimidad una moción para salvar la antigua prisión, pidiendo adoptar las «medidas pertinentes» y, si fuera necesario, la apertura de un «expediente sancionador contra la Sociedad de Infraestructuras y Equipamientos Penitenciarios y de la Seguridad del Estado (Siepse), responsable del inmueble. Este organismo se ha limitado hasta el momento a sacar a concurso el servicio de vigilancia de la antigua cárcel durante dos años, algo en lo que gastará 506.520 euros. Sin embargo, la Siepse no hace referencia a dotación económica alguna que sirva para impedir que la ruina siga amenazando al inmueble. A Coruña se juega demasiado y tal vez ha llegado ya el momento de que el Concello comience a actuar contra la dejadez manifiesta que está mostrando el Estado en este asunto.
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