Opinión | Nuestro mundo es el mundo

¿Moción Feijóo?

Pedro Sánchez está en su momento más difícil, quizás cerca de un trágico final. ¿Qué debería hacer Feijóo? Pedir que dimita es lógico, pero lleva así toda la legislatura. No añadiría nada nuevo. La moción de censura convencional es imposible porque su relación con el PNV y los nacionalistas es pésima y aún ha empeorado últimamente por lo del catalán y el euskera en Europa. ¿Esperar que Sánchez se cueza en su propia salsa? No daría la imagen de un futuro presidente que piensa en positivo y quiere abrir otra etapa política no frentista, una de sus grandes y graves carencias.

Pero la Constitución le permite un arma que —aunque no resultara— le permitiría, como mínimo, adquirir una imagen no exclusivamente partidista. Las elecciones dependen de Sánchez y la moción de censura convencional es imposible. Vale, pero Feijóo puede exigir una inmediata cuestión de confianza, y si Sánchez no la presenta será evidente que no tiene mayoría para gobernar. Y que lo sabe. Y entonces, sin cuestión de confianza, Feijóo puede alentar una moción de censura instrumental, solo para convocar elecciones y que se abra otra etapa.

¿Cómo? Negociando con otros grupos parlamentarios — actitud abierta que le ha faltado— una moción de censura con un presidente que no sea él, ni nadie de su partido, y con un único programa: la convocatoria de elecciones en el plazo más corto posible para que España pueda superar el empantanamiento.

¿Qué candidato? Debería ser fruto de un pacto amplio para que quedara claro que no es una operación del PP sino solo una moción instrumental, para que luego los ciudadanos puedan votar el rumbo a seguir. El candidato podría ser alguien sin signo demasiado definido del establishment de Madrid. O un hombre del PNV como Iñigo Urkullu. O el presidente de Castilla-La Mancha, García-Page. O un padre de la Constitución como Miquel Roca.

Es posible que el intento no fructificara, pero Feijóo habría emitido una señal de que no está encerrado en el mundo del PP, que está dispuesto a gobernar sin exclusiones, y que Vox no es el único socio posible. Poco tiene que perder y mucho que ganar si logra una imagen más abierta, de político pragmático que sabe que España no se acaba en los partidos de centroderecha o de derecha extrema.

Si Sánchez no presenta la moción de confianza para poder resucitar con algo de aire —que no lo tiene fácil—, y Feijóo no intenta la moción de censura instrumental —o no le sale—, quedará claro que la política española está cerca de un callejón sin salida. Sánchez no podría gobernar de verdad y Feijóo ni habría podido convocar elecciones con una moción de censura instrumental.

Sería grave que estuviéramos ahí, que el frentismo hubiera dejado a la política española sin otro camino que la agonía de un presidente que no solo ha perdido —con Ábalos y Santos Cerdán— la fuerza moral con la que ganó la moción de censura, sino que parece haberse quedado sin mayoría para un programa que no sea solo el frentista-negativo: evitar el Gobierno PP-Vox.

Suscríbete para seguir leyendo

Tracking Pixel Contents