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Opinión

Antonio Fontenla Ramil, presidente de la Confederación de Empresarios de La Coruña

A Coruña, liderando una nueva economía

Este 2025 es un año especial, tanto para LA OPINIÓN A CORUÑA, que celebra su 25 aniversario, como para quien firma estas líneas, que cumple también un cuarto de siglo al frente de la Confederación de Empresarios de La Coruña (CEC). Dos trayectorias paralelas que han sido testigo de profundas transformaciones en nuestra provincia y nuestra ciudad, y que hoy confluyen en un ejercicio de memoria y de mirada al futuro.

En estos 25 años, en los que hemos pasado por etapas de extraordinaria bonanza, pero también hemos atravesado crisis sin precedentes, se han producido cambios de enorme calado en la economía coruñesa. Sectores históricos como el textil, la distribución, el agroalimentario, el naval, el forestal o el metal han demostrado una extraordinaria capacidad de resiliencia y liderazgo. Empresas como Inditex, Gadisa, Vegalsa, Hijos de Rivera, Jealsa, Nauterra, Finsa, Cortizo, Aluman, Urovesa, Megasa… por citar sólo algunas, no solo han consolidado su papel como referentes en sus sectores, sino que han actuado como auténticos tractores de inversión, empleo y proyección internacional para nuestra provincia, sin duda el motor de la economía gallega.

A su vez, estos años han sido testigos del nacimiento de nuevas oportunidades. Hoy la economía coruñesa no sólo mira a su tradición, sino que se proyecta con fuerza hacia los sectores de la nueva economía, más verde, digital y orientada la defensa. Los proyectos de energías renovables y combustibles verdes en el polo A Coruña-Ferrol, las iniciativas de economía circular en diferentes puntos de la provincia, o el creciente ecosistema tecnológico, con un fuerte sello coruñés, son muestra de una transformación en marcha. A ello se suma el impulso de iniciativas en el ámbito audiovisual, como el proyecto Coruña Estudio Inmersivo, que abre una ventana a una industria cultural y tecnológica de gran proyección.

Tenemos por delante un futuro prometedor que requiere también superar grandes desafíos. La paralización de proyectos energéticos claves para la expansión de nuestras capacidades industriales, la construcción de un consenso social en torno a las nuevas industrias, la necesidad de inversiones en redes eléctricas y en nuestras infraestructuras viarias y ferroviarias —con la gratuidad de la AP-9 o el desarrollo pleno del Corredor Atlántico como reivindicaciones clave— son cuestiones estratégicas para asegurar la competitividad del tejido empresarial.

El empleo, pese a su magnífico comportamiento, es otro reto fundamental en aspectos como la cobertura de vacantes, el relevo generacional y el absentismo laboral. Son asuntos que nos preocupan y que reclaman una respuesta conjunta de empresas y administraciones. Como también la exigen la necesaria reducción de la complejidad legal y la carga burocrática que soportan las empresas.

La estabilidad, la unidad y el compromiso del empresariado coruñés seguirán siendo en las próximas décadas la mejor garantía para que la economía coruñesa supere estos retos y siga avanzando sobre los firmes cimientos que se han ido consolidando en el último cuarto de siglo. A Coruña tiene todo lo necesario para ser un polo de referencia en la nueva economía europea. Es el futuro que leeremos en las páginas de LA OPINIÓN en los próximos 25 años. Felicidades.

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