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Opinión | Nuestro mundo es el mundo

¿Hasta dónde Vox?

Ya escribí que la extrema crispación y polarización entre los dos primeros partidos no solo perjudica a España —la Constitución obliga en cuestiones relevantes a un mínimo consenso entre los dos—, sino que está degradando la imagen de ambos y favoreciendo que el voto de protesta —expresión por distintas causas de un fuerte malestar— se vaya al tercer partido, a Vox, populista y de extrema derecha. Y además Vox tiene viento a favor en Europa y en América.

La extrema derecha no ayudará a desbloquear la democracia española y los resultados de la encuesta del domingo de LA OPINIÓN y Prensa Ibérica me hacen volver a reflexionar sobre el asunto. Desde las elecciones de 2023, el PSOE y el PP han perdido cada uno más de un 3% de intención de voto mientras que, por el contrario, Vox ha subido nada menos que un 6,1%. Así, en escaños el PP caería de 137 a 121 mientras que el PSOE lo haría de 121 a 112 o 117. En cambio, Vox saltaría de 33 a 68 o 72. El cambio es sustancial. Sánchez no podría ser investido porque sus socios Sumar y Podemos —divididos— caen todavía más en escaños que en votos, mientras que Feijóo sí podría ser presidente, pero con una gran dependencia de Vox, que tendría más de la mitad de los diputados del PP.

Sería una realidad distinta a la de muchos países europeos —el más relevante Alemania—, donde no quieren que la extrema derecha toque poder. Y contraria a la entente entre conservadores y socialistas (más liberales) que ha construido Europa y que sigue siendo la coalición que manda en Bruselas. Un cambio muy relevante, quizás no una catástrofe —ahí está la Italia de Meloni—, pero sí una aventura peligrosa para la democracia y la España autonómica. En especial para Catalunya y Euskadi.

La causa del auge de Vox no es tanto la inmigración —que también—, sino el hartazgo por la total falta de colaboración de los dos primeros partidos ante los grandes problemas que, además, no dejan de desprestigiarse mutuamente. De poner de relieve que el sistema no funciona, que la democracia va mal. Respecto a junio, la inmigración ha cambiado poco, pero sin embargo casi la mitad de la subida de Vox desde el 2003 (2,4 puntos sobre 6) ha tenido lugar entre junio y octubre. Por el contrario, los grandes incendios de este verano sí han sido un desastre ante el que el PP y el PSOE no han logrado acordar nada. Uno ha propuesto un pacto ecológico y el otro ha repetido que con el sanchismo —acusado en los tribunales— no se debía pactar nada. España se quemaba y ellos se atacaban.

Y el horizonte no es bueno para ninguno de los dos. El 44%, contra el 30%, piensa que el PP es el principal culpable de la crispación. Mal dato. Pero el 61%, contra el 32%, cree que si Sánchez no logra aprobar los presupuestos —y no parece que pueda— tendría que convocar elecciones.

Algún acuerdo entre el PSOE y el PP sería necesario para que la desafección respecto a ambos no siguiera subiendo. Pero parece imposible. ¿Así la trifulca continuará aupando a Vox? Y, ¿hasta dónde?

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