Saltar al contenido principalSaltar al pie de página

Opinión | EDITORIAL LA OPINIÓN

Las terrazas: un debate necesario en A Coruña

Una terraza este sábado

Una terraza este sábado / Casteleiro

El debate sobre la nueva ordenanza de terrazas ha marcado la semana en la ciudad, pues se trata de una cuestión que afecta a un sector clave de la economía local, como es el de la hostelería, y al resto de la ciudadanía, que lidia con el espacio público ocupado por estos negocios.

Los planes del Concello pasan por abordar varias cuestiones. La más emblemática quizás no sea la de mayor calado. Las terrazas acristaladas situadas en la plaza de María Pita suman años de polémica por su aspecto, que pretendía blindar la explotación comercial de esos espacios extra para los hosteleros que abonaban no solo una cuota municipal, sino que buscaban rentabilizar la inversión de esa infraestructura. El impacto visual sobre uno de los puntos más turísticos y más representativos de la ciudad era evidentemente negativo.

El Concello propone modelos abiertos para reducir ese impacto visual y armonizar su presencia en la plaza, apostando por fórmulas como las de San Sebastián, con estufas y paravientos, a pesar de que el impacto de las ráfagas en A Coruña puede resultar un aspecto de difícil solución.

La propuesta de mayor calado, sin embargo, se refiere a las terrazas situadas en plazas de aparcamiento, una solución que surgió en pandemia como una manera de ayudar a los negocios hosteleros a esquivar la crisis y limitar la permanencia de clientes en espacios cerrados. Ahora, el Ayuntamiento quiere que los empresarios elijan: o terraza en zona de aparcamiento o en la acera.

El asunto resulta importante en la convivencia porque existen calles en la ciudad donde los peatones sufren para atravesar algunos tramos debido a la presencia de mesas y también se quejan de pocas zonas de aparcamiento. Mantener el equilibrio resulta complicado, pero supone una tarea urgente para mostrar qué modelo de ciudad se quiere potenciar. Por eso, también deberían abordarse ciertas limitaciones en puntos turísticos como las calles del centro, así como el de las peatonalizaciones.

Estas actuaciones sirven precisamente para ganar espacio urbano para la ciudadanía y las terrazas en esos entornos contribuyen de manera innegable a construir comunidad, a sustanciar los barrios y a dotarlos de vida. Abordar el debate sin estridencias y de forma constructiva por todas las partes constituye un aspecto esencial de una cuestión que no siempre se encuentra en el centro del debate público, pero sí habitualmente en el de los ciudadanos.

Una de las claves pasa por evitar el daño económico a los hosteleros que hayan invertido mucho dinero en sus terrazas, pero ese no debería figurar como el aspecto central del debate, sino que el interés general tiene que primar, lidiando con las quejas particulares y habilitando incluso ayudas para paliar los daños concretos que puedan afectar a algunos casos excepcionales.

El ocio hostelero forma parte de nuestra cultura, pero urge también apostar por un modelo de ciudades del siglo XXI con más espacio peatonal y donde las terrazas dispongan de un lugar acotado y un aspecto integrado visualmente. Ese camino beneficiará a toda la ciudad.

Tracking Pixel Contents