En las paredes del Kiosco Alfonso está el primer bajo que tuvo Xoel López, también las fotos de cuando recorrió Latinoamérica y la chaqueta verde que le acompañaba en aquella época, ya un poco raída por el uso. Está la guitarra que Jorge Cabezas pintó para él y los monos con los que salía al escenario en 2007, también el retrato que de él hizo el pintor afincado en A Coruña Tim Behrens, y el quién es quién de La Caravana Americana.
En el suelo, televisiones de tubo recuerdan actuaciones y hay textos que explican el viaje de este coruñés obsesionado con la música de The Beatles y que consiguió cumplir su sueño de tocar en la playa de Riazor. Están las máscaras de colores y las letras que se han convertido ya en una seña de su identidad.

Durante la tarde de ayer, el músico visitó la exposición Xoel López. Atlántico: Décimo aniversario, y se llevó una sorpresa musical, la que le dieron ochenta estudiantes del colegio Obradoiro, que cantaron y tocaron dos de sus temas, Lodo y El hombre de ninguna parte.
“Yo me emocioné mucho cuando lo escuché por la calle por Madrid, pero en vivo, todavía mejor, así que, de verdad, que mil gracias”, les dijo Xoel a los pequeños, después de su Lodo.
La exposición se podrá visitar hasta el 4 de diciembre y tiene, además, una parte en el exterior del edificio, con una decena de cubos que explican la carrera de Xoel y que cuentan con un QR para que los visitantes puedan escuchar algunos de sus temas y adentrarse en su universo musical. Ya en el interior del Kiosco Alfonso, se cuenta con imágenes y objetos personales —por ejemplo, en una foto sale con la camiseta del Dépor hablando en un viaje con el músico Xosé Manuel Budiño— toda su carrera y su vida en la ciudad, también se puede leer su decálogo coruñés. Hay también una zona interactiva para descubrir secretos sobre el álbum Atlántico, del que se cumplen diez años de su publicación.
Durante la tarde de ayer, pero en la fundación Luis Seoane, se presentó también el documental La caravana americana, realizado con las imágenes que el periodista Arturo Lezcano grabó durante el viaje a Latinoamérica.