Acuden al médico en A Coruña y regresan a O Grove con 800.000 euros en la cartera

Diego Portela y su padre, al sobrarles tiempo tras la consulta, pararon a comer en Cambre y compraron dos décimos agraciados con el primer premio

Nuria y Diego brindaron tras saberse ganadores de la lotería.   | // L.O.

Nuria y Diego brindaron tras saberse ganadores de la lotería. | // L.O. / mANUEL mÉNDEZ

mANUEL mÉNDEZ

Diego Portela, que hace meses se convirtió en el mirlo blanco que una parte del PP de O Grove quería para liderar a la formación en las elecciones de 2023, es uno de los agraciados en el sorteo de Navidad. Nada menos que con 400.000 euros, a los que hay que sumar otros 400.000 que corresponden a su padre, ya que Diego compró boletos para ambos.

Este empresario de 46 años, que declinó la opción de liderar al PP, había viajado con su padre, de 87, para que éste acudiera a una revisión médica en A Coruña.

Como iban con tiempo decidieron parar a comer en El Gaucho, en Cambre; un local que Diego ya conocía por haber estado allí en ocasiones anteriores. “Pero esta vez estaba cerrado, por eso fuimos al otro, que está muy cerca y donde nunca había entrado”, relata el grovense.

Fue allí donde compró las dos papeletas —una para él y otra para su padre— que ayer resultaron agraciadas con el Gordo de Navidad.

Y pudieron haber sido tres, ya que su hermano iba a acompañarlos en ese viaje, pero finalmente no pudo acudir. “De haberlo hecho, habríamos comprado tres décimos”, asegura Diego Portela.

Cada una de esas papeletas del número 05490 adquiridas en la parrillada Gaucho Díaz supone para ellos alrededor de 328.000 euros, una vez pagados los impuestos.

Un buen “pellizco” que “me permitirá seguir diversificando e invirtiendo”, asume este vecino históricamente ligado al mundo del remo que dijo no a liderar al PP para centrarse en sus ocupaciones familiares y laborales, ya que además de bateeiro es propietario de la orquesta La Ola ADN, tiene una empresa de transporte y dirige otros negocios, entre ellos alguno en sectores como la hostelería.

Portela se fue a trabajar, como cualquier mañana, para sacar mejillón de sus bateas. Al regresar a tierra “me fui a tomar un café con mi padre, y cuando veíamos el sorteo en la televisión los niños cantaron el premio Gordo”, relata. “Yo no me daba cuenta, pero a mi padre le sonó el número, por lo que sacó su cartera del bolsillo y vio que lo tenía”, apostilla. Aunque no sabía dónde lo había conseguido, “me dijo que yo también tendría que tenerlo, ya que toda su lotería se la compro yo o bien me la regala él con los mismos números”, aclara. En ese instante, Portela telefoneó a su esposa, Nuria, “y le pedí que fuera a casa a revisar los números, confirmándome que, efectivamente, nosotros también teníamos un décimo”. Acto seguido acudieron a depositar los boletos en una entidad bancaria y lo celebraron en familia y con los amigos más cercanos.

Suscríbete para seguir leyendo