Para que una empresa tenga éxito ha de reconocer su responsabilidad con los empleados, los clientes, los accionistas y con la sociedad. Una empresa responsable es aquella que entiende que su misión va más allá de obtener rentabilidad y que tiene claro que sus beneficios deben revertir a toda la sociedad y, también, a las generaciones futuras. El progreso económico y el progreso social tienen que ir de la mano. Así lo ha manifestado Ana Botín, presidenta de Banco Santander, en diversas ocasiones. De hecho, Santander respalda los principios de banca responsable de Naciones Unidas, que fijan una definición estándar mundial de lo que implica ser un banco responsable y pretenden garantizar que los bancos creen valor tanto para sus accionistas como para la sociedad.

Santander no sólo adquiere, por tanto, compromisos financieros con sus accionistas o compromisos con sus empleados. Los adquiere también con las personas para favorecer su inclusión social en programas que luchan contra la pobreza, la vulnerabilidad, la marginación o iniciativas centradas en ayudar a personas con diferentes discapacidades. Y lo hace con resultados visibles. En concreto, según recoge el informe financiero de 2018, la entidad ha ayudado a más de 2,3 millones de personas, cifra que responde a criterios de medición de referencia internacional, en los que se tienen en cuenta los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas.

No en vano, la revista Fortune también incluyó en 2018 a Santander, único banco europeo en este ranking, en su lista de empresas que están cambiado el mundo y que "compaginan el éxito con su contribución a la sociedad", al generar un impacto social positivo con iniciativas que forman parte de su estrategia de negocio.

El año pasado la entidad también figuraba como tercera del mundo y primera en Europa en el Dow Jones Sustainability, avanzando seis puestos respecto al año anterior. Este índice mide el desempen?o de las empresas en sostenibilidad en sus dimensiones económica, social y ambiental.

Hay muchos ejemplos de programas con los que Santander hace banca responsable en todos los países donde opera. En muchos de ellos, los voluntarios corporativos son los auténticos protagonistas.

Santander respalda los principios de bancaresponsable de Naciones Unidas

De hecho, la solidaridad forma parte, cada vez más enraizada, de la cultura corporativa del banco, que fomenta la participación de sus empleados en los proyectos que impulsa. Esta implicación no solo es la mejor manera de fomentar la solidaridad, sino que además incrementa la motivación, el espíritu de equipo y el orgullo de pertenencia.

En esta línea, en 2011, el banco lanzó el proyecto corporativo Voluntarios Santander Comprometidos, mediante el cual ofrece a sus empleados la posibilidad de colaborar en iniciativas que impulsan la educación, la construcción de viviendas sociales, la limpieza de bosques y playas o el bienestar social de personas en riesgo de exclusión social.

En España, el año pasado más de 3.000 voluntarios -empleados, jubilados, prejubilados, acompañados de familiares y clientes- participaron en iniciativas como la limpieza de costas en Galicia y Murcia con el objetivo de educar y concienciar en el cuidado, respeto y conservación del planeta.

El banco incide en las áreas donde su actividad como grupo puede tener mayor impacto para contribuir a cumplir su misión de ayudar a las personas y a las empresas y dar respuesta a uno de los principales desafíos globales: lograr un crecimiento inclusivo y sostenible.

El compromiso social del banco se refleja también en la gobernanza, supervisión y coordinación. De hecho, ha creado recientemente una Comisión de Banca Responsable, Sostenibilidad y Cultura que ayuda al Consejo de Administración a cumplir con sus responsabilidades de supervisión en cuestiones relativas a la cultura corporativa, el crecimiento inclusivo y sostenible.