Ante el fracaso de la Ley Antitabaco, que llega a su quince cumpleaños sin reducir la tasa de fumadores, Sanidad trabaja en una nueva modificación de la norma con la ampliación de los espacios sin humo o la subida de precios, mientras sanitarios, científicos y plataformas ciudadanas reclaman una hoja de ruta para alcanzar una España sin humo en 2030.

Según la última Encuesta sobre alcohol y otras drogas en España (EDADES) del Ministerio de Sanidad, la cifra de fumadores se sitúa en el 32,3 % de la población de entre 15 y 64 años, lo que supone que hay 10,5 millones de personas con una adicción que provoca anualmente 60.000 muertes. Una cifra muy similar a la 2005, cuando un 32,8 % de los ciudadanos se declaraban fumadores.

En su primera comparecencia ante la Comisión de Sanidad del Congreso para exponer las líneas generales de su departamento, el pasado 27 de febrero, el ministro Salvador Illa anunció que modificaría la ley del tabaco para ampliar los espacios libres de humo.

"Dar un paso más" para prevenir el tabaquismo es la intención de Sanidad a través del incremento del precio del tabaco, de imponer un empaquetado neutro y de incrementar la protección de la salud en los recintos deportivos al aire libre y dentro de los vehículos.

Medidas en las que el ministerio de Illa lleva todo este año trabajando y que no solo afectarían al tabaco sino también a las nuevas formas de fumar, como los cigarrillos electrónicos.

Tan solo hace unos días Illa reveló que se había reunido recientemente con la Mesa del Tabaco, máximo representante del sector, al que recordó su obligación de velar por la salud de los españoles y les anunció que "lo antes posible" potenciaría las restricciones.

Además, el ministro ha reiterado su preocupación por el "aumento de la prevalencia del tabaquismo en segmentos de población joven".

La Ley Antitabaco entró en vigor el 1 de enero de 2006 y fue modificada cinco años después para prohibir fumar en todos los espacios públicos cerrados, aunque permitía hacerlo en lugares al aire libre, como terrazas de hostelería, siempre que estuvieran totalmente abiertas.

Pero tanto los sanitarios como la población civil creen que esta regulación no se respeta lo suficiente a pesar de que por la covid-19 algunas comunidades han prohibido en los últimos meses fumar en las terrazas de los recintos hosteleros si no se pueden mantener las distancias de seguridad.

Ante el "fracaso" de la ley española, la Plataforma por la Reducción del Daño por Tabaquismo -iniciativa de médicos, catedráticos, sanitarios y científicos- urge a que se apliquen herramientas "innovadoras" para conseguir una España sin humo en 2030 como han hecho en Francia o Reino Unido, que ha conseguido reducir la prevalencia de fumadores del 33 al 15 por ciento en solo 10 años.

Proponen para ello un "Libro blanco de la reducción de daños por tabaquismo" que combine la disminución del perjuicio que origina (mediante el consumo de nicotina sin humo o la formación de profesionales en estrategias), con el incremento de los esfuerzos en la prevención (control de la publicidad, mayor rigor en la prohibición de venta a menores o la ampliación de espacios sin humo).

Todo ello sin olvidar la promoción del abandono de esta adicción, con el aumento de impuestos al tabaco de combustión o la financiación de fármacos para dejar el hábito por parte de la sanidad pública.

Por su parte, Nofumadores.org, que lamenta que España no haya puesto fecha para conseguir un país sin humo y denuncia la interferencia de la industria tabaquera y de la Federación de Hostelería para lograr que no se hayan implementado medidas básicas, ha promovido la Declaración de Final de Partida (ENDGAME).

Se trata de una hoja de ruta con medidas a corto, medio y largo plazo que ya funciona en otros países para proteger al conjunto de la población y evitar que los menores se inicien en la adicción a la nicotina.

Esta Declaración reclama que se apliquen al nuevo tabaco (los cigarrillos electrónicos y el tabaco calentado) las mismas restricciones.

Una opinión que comparte el Grupo Español de Cáncer de Pulmón (GECP) que alerta de que los cigarrillos electrónicos han ganado popularidad bajo la premisa de ayudar a dejar el tabaco y ser menos dañinos que el tabaco tradicional.

Pero los oncólogos de pulmón advierten de que su uso, que puede producir inflamación pulmonar, se ha expandido significativamente a los no fumadores, a menudo jóvenes, introduciendo a una población nueva en su consumo.

El GPEC subraya que, según los datos facilitados por el estudio EDADES, desde 2017 ha aumentado en un 36 % el número de personas que ha consumido estos cigarrillos.

Además, los expertos en cáncer de pulmón consideran que las medidas actuales contra el tabaco ya no son efectivas para fomentar el abandono de este hábito y reclaman nuevas estrategias para animar a los fumadores a abandonar su adicción, así como para prevenir a los jóvenes del uso de los nuevos productos y dispositivos.