Hace más de cien años el médico japonés Kenji Takagi de la Universidad de Tokio inventaba la artroscopia, una técnica quirúrgica mínimamente invasiva que permite a los traumatólogos tratar de una manera menos invasiva muchos de los problemas que pueden afectar a las articulaciones. 

Como explican desde la Sociedad Española de Cirugía Ortopédica y Traumatología (SECOT), los avances de esta técnica han sido esenciales ya que:

"Hemos pasado de una cirugía artroscópica fundamentalmente exploradora, con la finalidad de mejorar el diagnóstico, a una cirugía artroscópica 'resolutiva' que nos permite llevar a cabo un gran número de procedimientos, evitando así la 'cirugía abierta' clásica".

La técnica consiste en introducir un conducto conectado a una cámara de visión a través de pequeñas incisiones de apenas 1 centímetro. De esta forma se puede explorar toda la articulación. 

¿Cuándo se puede realizar una artroscopia?

Según indica la SECOT, la artroscopia se ha convertido en una técnica muy habitual tanto en problemas localizados en las articulaciones, como en músculos y tendones. 

Las patologías más frecuentes en las que se utiliza esta técnica son: 

  • La rotura de ligamentos, en distintas localizaciones.
  • La rotura de menisco
  • Luxaciones. 
  • Rotura o degeneración de tendones o músculos.
  • Lesiones del cartílago articular.
  • Cuando hay fragmentos o cuerpos libres de hueso o cartílago en el interior de una articulación.
  • Inflamaciones de la membrana sinovial o de otros tejidos.

Los traumatólogos subrayan que antes de usar esta técnica, lo primero en todo caso es realizar "una detallada historia clínica y utilizar otros métodos diagnósticos como la resonancia magnética" con el fin de saber exactamente a qué se enfrenta el especialista.

Y aunque sea una técnica mínimamente agresiva, el experto en traumatología va intentar abordar el problema con técnicas todavía menos invasivas, siempre que sea posible. 

El cirujano y el anestesista serán los que determinen qué tipo de preparación va a requerir cada paciente.

¿Tengo que hacer alguna preparación previa si me van a hacer una artroscopia?

Este tipo de técnicas, aunque no es una cirugía mayor, se realiza en quirófano.

Y además, requiere anestesia, así que serán el cirujano y el anestesista los que determinen qué tipo de preparación va a requerir cada paciente. 

Los traumatólogos de la SECOT insisten además en que "las técnicas artroscópicas son en ocasiones de gran complejidad", por lo que "ocasionalmente, durante el transcurso de la operación, el cirujano puede descubrir lesiones que pueden precisar una cirugía más amplia que requiera abrir la articulación y que puede ser realizada en el mismo acto quirúrgico o bien, si la situación lo requiere, en un segundo tiempo".

Tiempos de recuperación tras una artroscopia

Lo mejor de este tipo de intervención es que, generalmente, el paciente puede marcharse a casa a las pocas horas, y solo en algunos casos las artroscopias requieran más que uno o dos días de ingreso.  

En cuanto al tiempo de recuperación suele ser corto. Pero como advierten desde la SECOT "no hay un tiempo fijo y puede variar de un caso a otro, ya que cada paciente es distinto y ninguna patología es igual a otra". 

Como las incisiones que requiere la artroscopia son de pequeño tamaño, la cicatrización es rápida. Y eso adelanta los tiempos a la hora de iniciar la rehabilitación. 

Como las incisiones que requiere la artroscopia son de pequeño tamaño la cicatrización es rápida lo que adelanta los tiempos a la hora de iniciar la rehabilitación.

Posibles complicaciones

Cualquier intervención quirúrgica, sea del tipo que sea, conlleva riesgos. En el caso de la artroscopia también los hay, aunque su incidencia es mínima. 

En ocasiones, a pesar de que la operación haya ido bien y el paciente haya seguido todas las indicaciones. pueden aparecer complicaciones. 

La sociedad de traumatólogos explica cuáles son las más habituales: 

  • Hematomas. 
  • Inflamación en la articulación intervenida. 
  • Trombosis venosa.
  • Daño en los vasos circulatorios más pequeños. 
  • Daños en los nervios que se encuentran más cercanos a la zona operada. 
  • Infección articular.