OTORRINOLARINGOLOGÍA
Una uva cada cinco segundos: la petición de los expertos para evitar atragantamientos durante las Campanadas
Las uvas son uno de los alimentos que más atragantamientos provocan en niños menores de 5 años y personas mayores de 65 años
El momento más esperado de cada 31 de diciembre es la tradición de comer las doce uvas de la suerte, para atraer la fortuna en el nuevo año.
Esta costumbre de comer una uva con cada campanada, tan arraigada en España, se ha extendido a otros países latinoamericanos como Venezuela, Argentina, México o Perú.
Sin embargo, tomar tan rápido un alimento tan complicado como es la uva puede suponer un riesgo de atragantamiento. En concreto, para las personas que padecen problemas de deglución o disfagia, y niños y ancianos.
Por ello, desde la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello (SEORL-CCC) defienden "la idea de aumentar a cinco segundos (actualmente suenan cada tres segundos) el tiempo entre campanadas de Fin de Año para disminuir el riesgo de atragantamiento por aspiración".
Una propuesta con la que, además, "quedaría redondo el primer minuto de año con 12 campanadas y cinco segundos por campanada".
Según explican los expertos, comer uvas supone la tercera causa de asfixia en menores de cinco años, por detrás de las salchichas y los caramelos.
Las razones que explican estos datos son la composición “especial” de esta fruta: blanda, con una piel suave y flexible. Es un peligro porque, además, los pequeños no tienen todos los dientes para masticar adecuadamente.
Tercera causa de muerte no natural
De acuierdo a los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), cada año mueren en España más de 2.000 personas por atragantamiento. Se sitúa como la tercera causa de fallecimiento dentro de las no naturales.
Lo más preocupante es que la mayoría de las personas que fallecen son mayores de 65 años, lo que convierte a este grupo en uno de los más vulnerables, junto a los menores de 5 años.
Los especialistas de la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello señalan que "debemos tener en cuenta que los más pequeños no tienen todos los dientes para masticar adecuadamente, su reflejo de deglución está poco desarrollado, y se distraen con facilidad".
¿Cómo reducir el riesgo de atragantamiento?
La fórmula más sencilla para evitar el riesgo de atragantamiento durante una de las noches más especiales del año es evitar su consumo entre los niños menores de 5 años.
No obstante, hay una serie de medidas que se pueden llevar a cabo para reducir al máximo posible la posibilidad de un accidente potencialmente mortal.
- Quitar la piel y las pepitas de las uvas.
- Corta las uvas en varios trozos (por la mitad o en cuatro trocitos).
Tampoco hay que destacar que se opte por otro tipo de alimentos. Pero nunca frutos secos, que son otro de los productos que más casos de asfixia provoca, sobre todo en menores de dos años, ya que no son capaces de masticarlos.
No obstante, esto no quita que pueda ocurrir un accidente en personas de cualquier edad. De ahí que sea importante conocer los síntomas que produce un atragantamiento y la manera en que debemos actuar, porque el tiempo juega en nuestra contra:
- Si la asfixia dura de 4 a 6 minutos, el daño cerebral es muy probable.
- Entre el 6 y el 10, el daño cerebral es seguro.
- A partir del minuto 10 se produce la muerte cerebral y el fallecimiento
Maniobra de Heimlich: una técnica fácil que salva vidas
Se debe actuar rápido y de forma correcta. Lo primero y más urgente: llamar al 112. Una vez que han sido alertados los sanitarios se debe intervenir mientras se espera a la ambulancia.
- “Antes de nada, la persona que se está atragantando tiene que toser. Hay que intentar que el cuerpo expulse lo que obstruye la respiración. En caso de que el paciente no pueda debemos empezar la reanimación”, explica el doctor Juan Antonio Rodil, médico del Servicio de Atención Médica Urgente.
En cambio, si el paciente no puede toser, se debe realizar la maniobra de Heimlich.
- “Se coge a la persona por las axilas, situamos un puño por encima del ombligo y ponemos la otra mano encima, haciendo presión para dentro y hacia arriba hasta que salga el objeto que obstruye las vías respiratorias”, subraya el facultativo.
Es una maniobra que todos deberíamos conocer porque, además, “no es nada complicada”. Y “hay que perder el miedo a hacer cualquier maniobra, ya que lo mejor es actuar antes de que lleguen los médicos”.
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