Palomas y búhos, amenaza de aviones

La paloma bravía, el búho real, el buitre leonado, las cigüeñas o incluso una gaviota pueden convertirse en un verdadero enemigo para los aviones. Pese a que las nuevas aeronaves y los aeropuertos garantizan la seguridad de los viajeros, los expertos reconocen que estas especies de pájaros -con una gran masa corporal- son un peligro para los aparatos ya que pueden colisionar con ellos durante el vuelo, entrar en uno de los motores o dificultar las maniobras de despegue y aterrizaje. Para evitar accidentes como el sucedido el pasado jueves en el río Hudson de Nueva York, cuando un avión de US Airwars tuvo que realizar un amerizaje de emergencia después de que un número indeterminado de aves -problamente gansos- colisionase en dos ocasiones contra el aparato, la mayoría de aeropuertos cuenta con un servicio de halcones que despeja a estos animales de las pistas.

El aeropuerto coruñés de Alvedro es uno de ellos. Cada día, varias aves rapaces (preferentemente halcones) adiestradas sobrevuelan la zona en la que los aviones realizan sus maniobras. El servicio está disponible los 365 días del año durante el horario en el que los aviones circulan por las instalaciones. La dinámica es similar en aeropuertos de mayor tamaño como el de Barajas, en Madrid, que dispone de Control de Fauna desde 1970. Más de 60 halcones patrullan a diario por el recinto para desviar el flujo de aves sobre áreas conflictivas y reducir la permanencia y nidificación de aquellas especies que pueden resultar más peligrosas. Además, algunos centros cuentan también con otros sistemas disuasorios como cañones que emiten periódicamente detonaciones en zonas estratégicas.

Los fábricantes de aviones también tienen en cuenta a los pájaros a la hora de diseñar las aeronaves. El experto en aviación y director de la revista Aviation Week, Jim Asker, señalaba ayer que estos aparatos son diseñados para afrontar el problema de que un pájaro choque contra uno de sus motores y que el avión pueda descender sin mayores inconvenientes. En el caso del accidente registrado en Nueva York, el impacto de las aves se registró en ambos motores, algo que según este experto "es extraordinario, casi nunca ocurre". "Típicamente el choque ocurre en uno de los motores y casi nunca el incidente se convierte en una emergencia".

Por su parte, el piloto Patrick Smith indica que "los impactos de aves voladoras son más o menos comunes y en pocas ocasiones graves". Sin embargo, afirmó que "los choques pueden ser graves y hasta letales cuando están involucrados los motores".

El peligro aumenta cuanto más grande es el pájaro. A 250 nudos (unos 460 kilómetros por hora) -que es el máximo de velocidad a menos de 10.000 pies de altura- chocar con un ganso canadiense somete a un avión a una fuerza de impacto de más de 23.000 kilos.

Los problemas ocasionados por pájaros en aviones son más frecuentes de lo que se cree. El Sistema de Notificación de Sucesos dependiente de la Dirección General de la Aviación Civil española registró, durante el año 2007, 2.392 sucesos, en donde los golpes con aves lideran los fallos de aeronavegabilidad, que representan el 30% de los sucesos. De estos fallos, 495 obedecían a problemas del sistema, 345 casos a golpes de aves contra el avión y 181 por fallos del motor.

En el caso de Estados Unidos, la estadística revela que los pájaros han causado 668 incidentes de aviones en las tres últimas décadas. De ellos, sólo en 34 ocasiones los aparatos sufrieron daños sustanciales.