Las afecciones en los oídos suelen causar un dolor muy fuerte, siendo frecuente acudir a urgencias porque no resulta tolerable. Afecta a todas las edades, y se puede desencadenar en cualquiera de las tres partes anatómicas que lo conforman: oído externo, medio e interno. Como se encarga de la audición y del equilibrio, los síntomas que acompañan a los problemas a este nivel son muy variables, y no siempre cursan con dolor. Como el origen de la otalgia es diverso y las patologías asociadas varían en función de la zona afectada, nos centraremos en los problemas a nivel estructural.

A nivel del oído interno, se presentan:

-Zumbidos, técnicamente tinnitus. Se percibe un sonido similar al zumbido de las abejas que puede ser rítmico (por problemas vasculares o cervicales) o arrítmico (por problemas fisiológicos del oído o consumo inadecuado de fármacos). El tratamiento es complejo en función de la causa: relajantes, antihipertensivos, antiarrítmicos, vasodilatadores, etc.

-Vértigo postural, con sensación de giro de los objetos y de duración indeterminada. Se trata a nivel postural y con fármacos como la sulpirida (dogmatil).

-Síndrome de Ménière, que afecta al equilibrio y a la audición. Los ataques son fuertes con náuseas, vómitos, pérdida auditiva, zumbidos, vértigo, mareos, presión en el oído, sudoración, taquicardia, pudiendo llegar a provocar sordera. Las causas son variables: estrés, consumo de drogas, lesiones neurológicas, viriasis, etc. Se trata con fármacos y/o cirugía.

A nivel del oído medio:

-Perforación del tímpano (membrana que separa oído medio y externo). Se produce una pequeña (o gran) rotura de esa membrana por un ruido intenso, un cuerpo extraño, el uso inadecuado de los bastoncillos, variaciones bruscas de presión, etc. Se siente dolor agudo, pérdida auditiva y zumbidos. Los procesos agudos se recuperan solos; en otro caso, hay que operar.

-Otitis media aguda, por infección-inflamación del oído medio. El origen es bacteriano y, normalmente, tras un proceso catarral de vías aéreas superiores. Frecuente en meses fríos y niños pequeños, cursa con otalgia, fiebre y pérdida auditiva. Se trata con antibióticos, analgésicos y antipiréticos por vía oral.

-Inflamación timpánica infecciosa (miringitis). Cursa con ampollas en el tímpano que causan un fuerte dolor durante uno o dos días. Se trata con antibióticos y antiinflamatorios tópicos; también analgésicos por vía oral.

-Otosclerosis, por crecimiento anormal del hueso que rodea al oído externo y medio. Se presentan zumbidos y ruidos anómalos y se pierde audición de manera progresiva pudiendo llegar a la cofosis. A pesar de su componente genético, se puede tratar con cirugía y adaptación de un audífono.

A nivel del oído externo:

-Obstrucciones por tapones de cera, que obstruyen el canal y reducen la audición, causando dolor por presión, picor, zumbidos, etc. Se debe a que las glándulas del oído producen cera en exceso o a una mala higiene, existiendo personas con mayor propensión a padecerlo por la propia anatomía de su oído. Se elimina por irrigación de agua templada con jeringas especiales tras haberlo reblandecido unos días antes usando líquidos específicos para ello. Lo mejor es ponerse en manos de un profesional sanitario y no meter bastoncillos.

-Otitis del oído externo por causas variadas que producen infección: agua contaminada, cuerpo extraño, tocar la zona con las manos sucias, alergias, etc. Es frecuente en verano cuando nos bañamos en piscinas y playas. El síntoma más claro es el dolor agudo al presionar el oído; también puede cursar con picor, supuración y pérdida auditiva. Se trata con analgésicos, antibióticos y antiinflamatorios por vía oral o tópica.

-Infección del cartílago de la oreja por Pseudomonas aeruginosa (pericondritis). Se presenta dolor, enrojecimiento, supuración, fiebre, destrucción del pabellón, etc. Sus causas son variadas; desde golpes a picaduras de insectos, pero se están viendo muchos casos relacionados con los piercings. Se trata con antibióticos y curas para limpiar la zona y eliminar pus.

Ante el dolor, debemos acudir al médico, quien hará el diagnóstico. Para ello, realizará una completa anamnesis, la exploración del pabellón auricular, del conducto auditivo externo y de la membrana timpánica por otoscopia, todos ellos indoloros. El tratamiento dependerá de la situación y será doble: del agente causal del dolor y del dolor en sí mismo con antiinflamatorios y analgésicos fuertes.