"Este hallazgo sugiere que, tras años de intentos fallidos en la reproducción (del salmón), la repoblación de la zona empieza a surgir efecto", explicó en un comunicado Jim Johnson, responsable del Laboratorio Tunison de Ciencias Marinas de Cortland (Nueva York).

Ésta es la primera vez que se encuentran crías de salmón salvaje en las inmediaciones del lago Ontario, una zona que separa el estado de Nueva York y Canadá, y que en su día reunió la mayor concentración de estos peces en el mundo.

En total, el equipo de Johnson identificó 41 salmones de menos de un año de vida entre los pasados meses de junio y julio.

"Esto debería suponer una inyección de entusiasmo y ganas para todos los biólogos y entidades interesados en devolver esta especie a la zona", agregó el científico.

Desde que la construcción de presas y el abuso de la pesca provocaran, junto a la contaminación y la deforestación, el descenso de salmones en la zona, esta especie no se había vuelto a reproducir de manera natural.

Otra de las razones principales de la falta de salmones es la presencia en estas aguas de la pinchagua, un pez de la familia de los arenques, y una de las presas más habituales del salmón.

La pinchagua, que llegó a los Grandes Lagos hace más de cincuenta años, contiene una encima que destruye la vitamina B1 que los salmones necesitan para que sus huevas sobrevivan.

Según el Instituto de Estudios Geológicos de Estados Unidos, la reciente reducción de esta especie en el lago Ontario "podría tener un efecto positivo en la población de salmón".

Como parte de la repoblación, el Departamento de Conservación Medioambiental del estado de Nueva York seguirá liberando 30.000 ejemplares de salmón al año en la zona.