"Hay gente que sufre y necesita cariño. Yo les llevo sonrisas, que son el idioma universal y que duran mucho más que la comida", explica a Efe Álvaro Neil, un asturiano de 42 años autodenominado "biciclown" (payaso en bicicleta).

En Yakarta actuó ante más de 250 damnificados por la rotura de la presa de Situ Ginung, en las afueras de la capital, que causó el pasado abril un centenar de fallecidos, otros tantos desaparecidos, 1.000 heridos y cerca de 5.000 afectados.

"Es un espectáculo de una hora para todos los públicos en el que se pueden reír igual los de ocho que los de ochenta y ocho años. Hago magia, acrobacias y malabarismos. Con la misma actuación se lo han pasado en grande en África y Asia", asegura Neil.

Su espectáculo en Yakarta, que llegó tras dos meses de escaladas y descensos por la montañosa isla de Sumatra, pudo organizarse gracias a la colaboración desinteresada de varios indonesios con los que se puso en contacto a través de internet.

"Me molesta que la embajada (de España en Indonesia) no me haya ayudado", se queja, aunque asegura que en la mayoría de países que ha visitado la legación diplomática española no le ha apoyado, salvo algunas en las que cayó "en gracia", según dice.

Ahora se propone cruzar en menos de dos meses la isla de Java, donde viven más de 120 millones de personas, pasará a la turística Bali y luego remontará Lombok con el objetivo final de entrar en Timor Oriental, el país más pobre de Asia.

"Me muevo dependiendo de los visados, no tengo la obsesión de visitarlo todo. Quiero vivir en la bicicleta. Las fronteras son sólo baches", afirma Neil.

Su proyecto es ambicioso y extenuante: planea llegar a base de pedales a Filipinas este año, pasar los dos próximos entre Australia y Nueva Zelanda, explorar el noreste de Asia en 2012 y cruzar América en 2013.

Eso cuando sus piernas ya acumulan 65.311 kilómetros, 1.735 días en la carretera y 54 países, y más de 16.000 personas le han visto actuar en 51 espectáculos, según su página web, www.biciclown.com.

Su travesía, denominada "Miles of Smiles Around the World" (Millas de Sonrisas Alrededor del Mundo), comenzó en 2004, cuando dejó España para atravesar gran parte de África, cruzar Oriente Medio y Asia Central.

Antes había pasado dos años rodando por América Latina en un proyecto similar.

Las anécdotas acumuladas en estos siete años contemplando el mundo desde su bicicleta le han dado para publicar dos libros de viajes y para que graben un documental sobre su periplo internacional.

Asegura que ha dormido en cárceles en Brasil, en la camilla de un hospital en Perú, en un karaoke en Indonesia y en la conflictiva frontera entre Israel y Palestina.

"He gastado ya siete vidas", relata, para enumerar los accidentes de los que se libró en Argentina, Perú, India y Suráfrica, los cuatro ataques de malaria que ha padecido, la serpiente venenosa que le perdonó la vida en Tanzania y el siniestro que sufrió en Turquía.

"Cuando vuelva a España tendré casi 50 años: no creo que pueda volver a trabajar por cuenta ajena", reflexiona el asturiano, quien antes de emprender esta travesía era un abogado que preparaba notarías y en los ratos libres hacía sus pinitos en el complicado mundo de la interpretación.