La decisión fue tomada a última hora, después de que tres funcionarios acudieran a casa de Kartika Seri Dewi Sukarno para trasladarla a una prisión de Kuala Lumpur, donde iba a recibir los golpes con una vara de ratán, en aplicación de la ley islámica o "sharia", que prohíbe el consumo de alcohol a los musulmanes.

Así, al poco de ser recogida, la mujer fue trasladada de nuevo a su domicilio, según informó Sharafuddin Zainal Ariffin, jefe del Departamento de Asuntos Islámicos del estado de Pahang.

El mes sagrado de los musulmanes comenzó el sábado y terminará a mediados de septiembre.

Kartika Seri Dewi Sukarno, de 32 años y madre de dos hijos, es la segunda mujer malasia que es condenada a esa pena, aunque iba a ser la primera en recibirla.

La primera mujer que fue castigada a ser azotada, y cuya identidad no ha transcendido, aguarda el fallo del recurso que presentó ante el Supremo de Malasia, un país con una sociedad multirracial en la que la comunidad musulmana representa cerca del sesenta por ciento de sus 27 millones de habitantes.

La pesadilla de Kartika, casada con un ciudadano de la vecina Singapur, donde habitualmente reside, comenzó el once de diciembre de 2007, cuando asistió junto varias amigas a una sala de fiestas situada en un hotel de Pahang, donde la Policía la detuvo por beber una cerveza.

La pasada semana, Kartika declaró a la prensa local que deseaba que el castigo le fuera aplicado lo antes posible para poder rehacer su vida junto a su familia, e incluso pidió que se hiciera en público, una petición a la que las autoridades se han negado.

Amnistía Internacional (AI) instó el viernes pasado al Gobierno de Malasia a que intervenga para evitar la pena.

"Azotar es un castigo cruel, inhumano y degradante, y además lo prohíbe la legislación internacional sobre Derechos Humanos", indicó la organización en un comunicado.