"Que alguien te diga que hace años que no viene a la playa porque no tiene quién le ayude te motiva a hacer este trabajo", dice Olalla Rábade, licenciada en INEF que este verano estará a la disposición de los ochenta discapacitados coruñeses que participan en Ayuda en playa, una actividad gratuita del programa Esfuerza de la Fundación María José Jove.

Actos tan sencillos para quien no tenga limitaciones físicas, como tomar el sol, echarse crema o bañarse en el mar tienen gran dificultad y, en muchos casos, no son posibles sin ayuda para que las personas con limitaciones físicas puedan disfrutar de su tiempo de ocio en la playa. Con este fin se ha reservado una zona en el arenal de Oza, donde se colocará una rampa que facilite el acceso de estas personas al mar.

La iniciativa tuvo "tan buena acogida y demanda el año pasado", según el coordinador del programa, Marcos Fernández Carreiras, que este verano se llevará a cabo por segunda vez. De nuevo, se ocuparon las ochenta plazas ofertadas y los inscritos se distribuirán en dos grupos de cuarenta personas y éstos, a su vez, en cuatro tandas de diez.

La asistencia se ofrece dos días por semana, los lunes y los jueves en dos turnos, uno de 12.00 a 15.00 horas y otro entre las 15.00 y las 18.00 horas. Fernández Carreiras señaló que se ha elegido la playa de Oza por su accesibilidad y por ser una de las más abrigadas del municipio coruñés.

El personal de la fundación instalará en los próximos días una rampa de madera con el fin de delimitar un pasillo que facilite el acceso al mar de las personas con discapacidad que quieran bañarse con sillas adaptadas al agua. La ausencia de esta rampa dificultó ayer el traslado de los discapacitados que querían bañarse, ya que no quedó otra que hacerse sorteando al resto de los bañistas.

Olalla Rábade explicó que, entre el material disponible para facilitar la estancia en la playa a los inscritos en Ayuda en playa, disponen de "una silla anfibia, otra que nos prestan los socorristas para trasladar los usuarios hasta el agua, un cortavientos, varias sombrillas, tumbonas y además el primer día se les regala una toalla a cada uno".

Los primeros usuarios llegaron ayer al arenal coruñés de Oza en transporte adaptado, que también pone a su disposición la Fundación, y se mostraban encantados de poder aprovechar su jornada playera. De hecho, una de las participantes, Montserrat Sánchez, incluso se animó a estrenar la silla anfibia y darse un baño.

La coruñesa repite por segundo año la experiencia y este verano le toca en el mes de julio. Para esta usuaria, la propuesta está "fenomenal" porque "hasta ahora no podíamos venir a la playa, ya que no había nadie que se preocupase de nosotros ni que nos acercase al agua". Montserrat participa, además, en otras actividades de la fundación destinadas a los discapacitados como los cursos de vela y piragüismo.

Según apunta la monitora Olalla Rábade, "en esta actividad participa gente que no iría a la playa por su cuenta y al tener a alguien que esté pendiente de ellos se sienten más seguros y tranquilos". Las funciones de los socorristas se limitan a la donación del material al discapacitado como la silla anfibia, pero no están obligados a la asistencia personal de estos grupos.

La silla anfibia que usan los voluntarios para que los discapacitados puedan bañarse la cedió un centro social de Bergondo, pero como es difícil su manejo por la arena, pues es más apropiada para playas fluviales, los socorristas de Oza les prestan otra con esa función.

La iniciativa está condicionada a la meteorología. Los organizadores confían en que acompañe el buen tiempo estos meses, aunque "el programa funcionará en los días que llueva y los usuarios podrán reunirse igualmente y realizar otras actividades", señala Olalla.