La asociación Edad Dorada de la ONG Mensajeros de la Paz celebró ayer el Día del Abuelo, una iniciativa que promueve desde hace doce años para reconocer el importante papel de los mayores en el núcleo familiar. Un papel que está cambiando ya que, según los expertos gallegos, la nueva generación de abuelos se caracterizan por ser "activos e independientes".

Las largas vacaciones escolares de los niños a veces son un problema cuando sus padres no pueden disfrutarlas con ellos, casi siempre por motivos laborales. Una de las soluciones más comunes en estos casos es echar mano de los abuelos, aunque ahora quedarse con los pequeños se entiende más como una ayuda puntual y no como una obligación que ya les viene impuesta.

El director del grupo de investigación en Gerontología de la Universidade de A Coruña (UDC), José Carlos Millán Calenti, asegura que "estamos ante abuelos más independientes, con muchas inquietudes, que no dedican todo su tiempo a los nietos, sino a viajar y a otras actividades intelectuales o de ocio".

El gerontólogo matiza que hay que romper con todo tipo de estereotipos en torno a los mayores, "porque no todos los abuelos son ancianos ni están enfermos". "De los que tienen una edad media entre 55 y 75 años -que gozan de buena salud y por tanto pueden encargarse de los nietos- cada vez más se centran en sus propias tareas", señala Millán.

La tendencia actual es un modelo de abuelo que sigue un envejecimiento activo, es decir, que lleva una vida saludable llena de actividades, dedica un tiempo a la convivencia familiar y se encarga de los nietos en situaciones excepcionales o en períodos regulares, pero cortos. Mª Luisa Ansorena es una de esas abuelas activas, pues preside la asociación de Pensionistas y Jubilados de A Coruña y se encarga de organizar todo tipo de excursiones y actividades para los mayores. Esta abuela disfruta de sus nietos siempre que puede, porque le encanta, pero no por eso se olvida de sus quehaceres. Durante las vacaciones, mientras su familia se va de viaje, ella prefiere pasar los días que se toma de descanso sola en un balneario, al que acude casi todos los años para relajarse.

Abuelos educadores

Los estereotipos son muy comunes cuando se habla de este tema, como el famoso dicho que recupera el doctor Millán de que "los padres educan y los abuelos maleducan". El facultativo considera que son los progenitores los que deben inculcar los valores a sus vástagos y si los dejan con los abuelos atenerse a las consecuencias y confiar en su criterio, porque los cuidarán de la mejor forma posible durante el tiempo que estén a su cargo. El gerontólogo también es consciente de que los abuelos, aunque no tienden a saltarse las normas impuestas por sus hijos, son más flexibles en la educación porque pasan menos tiempo con ellos.

Mª Luisa Ansonera tiene seis nietos (el mayor de 36 años y el menor de 7), a los que ha cuidado "muy feliz", aunque se encargó más de los mayores. Según Mª Luisa, los abuelos saben perfectamente donde empiezan y donde acaban sus funciones. "Nuestro papel es escuchar, aconsejar y reirnos con nuestros nietos. Yo nunca me meto en sus vidas ni les digo lo que tienen que hacer", reconoce.

Esta abuela visita siempre que puede a sus nietos y ellos a ella, algo que no le impide tener su propio espacio, ya que todos los días acude a la organización que preside para planificar todos sus proyectos, como una reciente excursión a Rusia para los jubilados coruñeses.

La crisis económica influye en muchos ámbitos, e incluso en la modificación de los hábitos en lo que al cuidado intergeneracional se refiere. Si se tiene en cuenta que el desempleo afecta sobre todo a gente joven que son padres, esto provoca "que pasen más tiempo en casa y puedan cuidar de sus hijos sin tener que delegar esa responsabilidad en sus progenitores", aunque eso no quiere decir que desaparezca la figura del abuelo cuidador, afirma Millán. En algunos casos, la recesión causa el efecto contrario y "con tal de ahorrar en guarderías o canguros se acude a los abuelos", añade el gerontólogo de la UDC.

Por otra parte, se tiende a ahorrar gastos de donde sea y esto ha provocado un importante descenso de usuarios en los centros de día. Millán, que también gestiona el centro gerontológico de A Milagrosa, ha comprobado como el número de inscritos "ha descendido alrededor de un 20%, cuando antes siempre había bastante lista de espera para entrar".

Para el doctor, la situación es peor en los centros de día que en las residencias porque los usuarios de estos complejos son "bastante independientes y no presentan grandes trastornos, por lo que se pueden cuidar sin problema en casa". Por el contrario, en las residencias de mayores no se ha notado esa bajada y las cifras se mantienen igual, ya que se trata de mayores que requieren una atención especializada y continuada por problemas de demencia o delirios, que son mucho más complicados de controlar en el hogar", añade José Carlos Millán.

Las familias también ajustan su presupuesto a la hora de irse de vacaciones por culpa de la recesión y barajan las opciones más económicas, entre las que no cabe la posibilidad de llevarse a toda la familia, debido a los gastos que genera.

La decisión de viajar con los abuelos también depende de su estado de salud. Millán diferencia entre las familias que sacrifican sus días de descanso por cuidar a sus mayores, de los que sí se van solos para desconectar de esa atención permanente y recurren a las residencias de mayores una solución temporal durante ese periodo vacacional.