Vivimos sometidos a demasiadas tensiones laborales, familiares, personales y esto nos pasa factura, por lo que las consultas médicas acaban ocupadas por quienes notan síntomas extraños y acaban diagnosticados de ansiedad y depresión. Estas patologías deben ser tratadas farmacológicamente, bajo prescripción y control médico, pero muchos acuden a la fitoterapia para evitar tomar medicamentos y curarse con medicina natural.

Aunque el hipérico es conocido -y utilizado- desde hace muchos años en países como Alemania, pionera en este tipo de tratamientos, a nuestro país ha llegado más tarde.

Durante años, la medicina popular lo utilizó para tratar heridas, problemas del sistema nervioso e infecciones urinarias, pero ha trascendido y adquirido fama cuando comenzó a usarse para tratar la depresión.

A pesar de que su nombre científico es Hypericum perforatum, se conoce como hipérico, hierba de San Juan, etc. El término procede del griego hyper (sobre) y Eikon (imagen) pues se dice que sus propiedades farmacológicas están por encima de lo imaginable. El término Perforatum se refiere a los numerosos orificios presentes en sus hojas.

Sus propiedades farmacológicas se relacionan con sus principios activos:

-Antidepresivas, relacionadas con el bloqueo de la recaptación de serotonina y otros neurotransmisores. Se traduce en reducción de la agresividad, incremento de la actividad física y mejora general de la sintomatología depresiva (mejor concentración, menor cansancio, menos decaimiento, mayor interés, etc.), percibidos a las dos semanas del inicio del tratamiento.

-Sedantes, promueve el sueño y alarga las fases del sueño profundo

-Ansiolíticas

-Hipnóticas por depresión del sistema nervioso central

Tradicionalmente se usó para tratar varios trastornos (insomnio, bronquitis, asma, infecciones parasitarias intestinales, artritis, gota, dispepsia, etc.) aunque las indicaciones terapéuticas reconocidas incluyen depresión, ansiedad, nerviosismo, insomnio, migrañas de origen nervioso, decaimiento, fatiga física y psíquica, pérdida de interés, tristeza, alteraciones del sueño, dermatitis, y quemaduras.

La fitoterapia utiliza la sumidad floral desecada, recogida durante la floración o un poco antes y se emplea la droga pulverizada (cápsulas), infusiones, extracto fluido o seco y tinturas, debiendo utilizarse únicamente formas con un contenido estandarizado de hipericina del 0,3%. Las dosis deben ser consultadas a los especialistas.

No es inocua; presenta efectos secundarios como:

-Gastrointestinales: diarrea, estreñimiento, sensación de plenitud, vómitos, náuseas, gastralgias, sequedad de boca, anorexia.

-Neurológicos/psicológicos: astenia, cansancio, agotamiento físico y mental,cefaleas.

-Dermatológicos/alérgicos: fotosensibilidad, picor, eritema, enrojecimiento de la cara.

Una dosificación excesiva -aunque rara- provoca fototoxicidad.

Deben tomarse precauciones si se administra a hipertensos, pacientes con taquicardias o bajo tratamiento con fármacos que interaccionan con el hipérico como: anticoagulantes orales, ciclosporina, anticonceptivos orales, teofilina, digitálicos, IMAO, inhibidores de la recaptación de serotonina, tetraciclinas, piroxicam, barbitúricos, benzodiacepinas, antihistamínicos H1, alcohol o reserpina.

Al inicio del tratamiento influye en la conducción y en el manejo de máquinas, por lo que es imprescindible adaptarse a su consumo antes de realizar estas tareas. Salvo indicación expresa del médico, no se debe usar simultáneamente con antidepresivos ni antihipertensivos. Tampoco está indicado durante el embarazo o la lactancia, ni se puede exponer la piel al sol durante su consumo.

A pesar del marketing, debo señalar que no sirve para tratar depresiones severas y que, si tras 4-6 semanas de tratamiento no hay resultados, debemos tomar otra cosa. Como ventaja, no causa somnolencia como otros fármacos con esta misma actividad.

Estas plantas, aunque naturales, son medicamentos. Contienen principios activos que, en muchos casos, han sido precursores del fármaco que nos recetan los médicos. No debemos consumirlos sin necesidad, por comentarios de los amigos y familiares, ni ocultar al médico que los usamos, para evitar los efectos cruzados entre la medicina tradicional y la fitoterapia.