Quieren saber. Quién es su madre biológica -reclama el nacido en el hospital Cruz Roja de Vigo en 1978, José Eduardo Castro-; dónde está su hermano que supuestamente falleció en el hospital Juan Canalejo de A Coruña en 1966 -se pregunta María-; o qué había en aquel paquete que el vigués Roberto García llevó al cementerio de Pereiró sin que se lo mostrasen en el hospital Almirante Vierna -actual hospital Xeral- y donde supuestamente llevaba su hija.

Más familias se suman a las denuncias por bebés robados. Ahora, lo harán ante el Juzgado, avanza dos nuevas familias afectadas en A Coruña y Vigo. Siguen el camino que anteayer estrenó la vecina de Pontecesures María del Carmen Portas, que pidió al Juzgado de Pontevedra que investigue la desaparición de su hermano en 1966.

Un total de 261 denuncias ya se registraron por Anadir (Asociación nacional de afectados por adopciones irregulares) ante la Audiencia nacional, que desechó investigarlos de forma conjunta. Y desde entonces, el goteo de nuevas llamadas que llega a las asociaciones se traduce en más afectados que deciden denunciar. Mientras, la Plataforma de Grupos de Afectados de Clínicas de toda España -que representa a unas 300 familias- de la causa de niños robados interpuso un recurso de amparo ante el Tribunal Constitucional por "falta de tutela y de congruencia".

Nuevas denuncias

Nació un día 3, falleció oficialmente un día 7 y "lo registraron" como muerto el día 8, al igual que en el cementerio, el día 11. Pero los padres del recién nacido nunca volvieron a ver a la criatura desde que en el antiguo Juan Canalejo alguien les dijo que había fallecido. "Les comunicaron que ya no se preocuparan", recuerda la hermana. Tampoco supieron nunca dónde lo habían enterrado. Nada, durante cuarenta años. Ahora, acaban de descubrir que aparece registrado como vivo al día siguiente. Los hechos ocurrieron en el año 1966.

Se trataba, según los familiares, de un niño con buena salud y que pesó casi cuatro kilos pero que supuestamente murió tras ponerle una vacuna. Es el relato de María que, ahora, para saldar el dolor de su madre -que nunca pudo llorar ante la sepultura de su hijo- se propone denunciar los hechos ante Fiscalía. Poco a poco ha ido desenrollando un ovillo del que aún no ha hecho partícipes a sus padres. Por eso se esconde en el anonimato. "Sitúan la muerte de mi hermano en casa de mis padres; pero es que nunca salió del hospital, supuestamente", asegura la mujer, que ya ha puesto la denuncia e investigación en manos de Anadir. "No sé cómo decírselo a mi madre", asegura.

Otros testimonios revelan que seguirán investigando. Como los vigueses Carlos García y Esther Martínez, que dio a luz en el hospital de Vigo Almirante Vierna el 27 de noviembre de 1968, pero nunca pudo ver a su hija. Un día y medio más tarde de ingresar, llamaron al médico de urgencias a las 4 de la madrugada, recuerda Esther Martínez. Éste advirtió la mala colocación del feto y le comentó: "lo que viniera, está muerto", sin auscultarla.

"A mí no me dijeron nada por la noche, solo que la niña había muerto". Pero nunca pudo verla. Por eso y porque tuvo otros dos hijos más en tres años, uno antes y otro después, duda de los hechos. También su marido, Carlos García, al que una comadrona avisó la noche antes de que lo llamarían cuando hubiese nacido la niña. "El día 28 me dijeron que había muerto. Vivíamos en la calle Numancia; éramos muy jóvenes y no nos cuestionamos al médico. Cogí un autobús y una caja y fui a recoger un paquete para enterrarlo".

Uno de los afectados que ha investigado más concienzudamente es el vecino de Ordes José Eduardo Castro, que se considera un bebé robado. Nacido en el hospital de la Cruz Roja de Vigo en 1978 y acogido por la casa cuna santa Isabel -ubicada en la avenida doctor Corbal de esta ciudad- anuncia que recurrirá a Fiscalía, probablemente en Vigo.

En su parte de nacimiento se incluyen detalles sobre el parto (como que su madre fue sedada) y sin embargo en el de adopción, aparece que lo entregó una mujer al centro "ese mismo día". Los documentos que ha ido recopilando son la prueba de que algo no encaja. Además, asegura que una de las monjas que acudía a casa de sus padres se llevaba un sobre con dinero al menos dos veces al año.

Ayer, el Juzgado de Instrucción número dos de Santiago emitió un documento en el que asegura "se ha solicitado copia del expediente de adopción seguido ante este Juzgado, (...) sin que hasta el día de la fecha haya aparecido en el archivo de este Juzgado". Muchos de los afectados buscan por esta vía conocer la identidad de las madres biológicas. El abogado Enrique Vila de Anadir -y afectado- asegura que en muchos casos no consta "la renuncia al niño de la madre", porque no se hacía por escrito. Se dejaban pasar seis meses y si la ésta no denunciaba, se consideraba renuncia tácita.

El de José Eduardo es uno de tantos casos. Él mismo sostiene que, sólo en Ordes, hay más niños robados como él. "Mi madre llegó a confesarme que me habían comprado y sólo en el lugar donde vivo hay dos casos como el mío, uno de ellos el de mi hermana", sostiene este denunciante. Asegura que de forma periódica sus padres le entregaban entre 5.000 y 10.000 pesetas a una monja, a la que recuerda hasta la mayoría de edad.