Promocionar las bondades de los medicamentos que elabora su empresa con el objetivo de que, a la hora de recetar, el médico se incline por este producto y no por el de otro laboratorio. Esta era hasta ahora la misión de los visitadores médicos que acuden periódicamente a los ambulatorios, según un calendario fijado por el propio Servizo Galego de Saúde (Sergas). Una tarea que puede tener los días contados ya que, a partir del 1 de noviembre, entra en vigor el real decreto aprobado por el Gobierno central que obliga a los facultativos a recetar por principio activo y no por marcas. El sector prevé múltiples despidos. "Galicia tiene casi 4.000 profesionales que trabajan de forma directa o indirecta con la industria farmacéutica, de ellos unos 2.000 son visitadores. Calculamos que la mitad podrían perder su empleo con este decreto", sostiene el presidente de la Asociación Profesional de Informadores Técnicos Sanitarios de A Coruña, Manuel Pose.

"El problema es que ahora sólo se financiarán las marcas más baratas, lo que provocará que los laboratorios para los que trabajamos reduzcan su facturación y, por tanto, como en cualquier empresa comiencen a echar gente", sostiene Pose, quien matiza que no todos los visitadores médicos se verán afectados. Ellos podrán seguir informando a los médicos sobre los fármacos con patente en vigor, es decir, exclusivos de un laboratorio y que, de momento, no pueden ser copiados. Se trata, en muchos casos, de nuevos tratamientos contra determinadas enfermedades. "Lo que está claro es que quienes llevaban productos sin patente, tendrán ahora una labor inútil en los ambulatorios", sostiene Pose.

El decreto, que tiene el objetivo de ahorrar unos 2.400 euros a las arcas de Sanidad, establece que los médicos deben prescribir por principio activo y es el farmacéutico el que debe entregar al paciente aquel que tenga un menor precio o si son iguales, el que prefiera. El sector de visitadores médicos tiene claro que la clave para superar este bache está en la reconversión de las empresas para las que trabajan. "Las marcas comerciales tendrán que adaptarse a la nueva situación, reconvertirse", sostiene Pose. Una fórmula para competir sería rebajar sus precios ya que el decreto no estipula que, a partir de ahora, haya que consumir sólo medicamentos genéricos sino aquellos más baratos.

El nuevo decreto también afecta de lleno a las boticas, quienes tendrán menos ingresos y deberán reestructurar sus almacenes. Desde la Federación Gallega de Farmacias aseguran que reducirán un 75% el abanico de medicamentos disponibles en el establecimiento y calculan que su facturación caerá un 20% al vender los más asequibles.