Más información y cercanía a los pacientes. Ésas son las recetas para evitar el alarmismo sobre un descalabro en la sanidad pública y las dudas sobre la eficacia de los medicamentos prescritos en función del principio activo, según los profesionales del mundo sanitario que ayer debatieron en la Domus de A Coruña sobre el nuevo sistema de prescripción que el Ministerio de Sanidad aplicará a partir del próximo 1 de noviembre.

En una mesa redonda organizada por el Colegio de Farmacéuticos de A Coruña, que estuvo representado por su presidenta, Rosa Lendoiro, y el periodista Manuel Campo Vidal moderó, el miembro del Colegio Oficial de Médicos de A Coruña Rosendo Bugarín; el director del área de Bioindustria y Farmacia de Antares Consulting, Rafael Borrás; el integrante del Foro Gallego de Pacientes Luis García; la directora técnica de la Federación de Enfermedades Raras y Crónicas (Fegerec), Carmen López; y el gerente del área sanitaria de Ferrol del Sergas, Luis Verde, analizaron la deriva del sistema sanitario público en el contexto de crisis económica actual y las consecuencias del cambio en el modo de prescripción.

La anfitriona del evento, Rosa Lendoiro, defendió la eficacia de los fármacos, ya sean prescritos por principio activos o genéricos, y aseguró que 4.900 medicamentos bajarán de precio para el 1 de noviembre, por lo que los boticarios, que deberán suministrar el de precio menor, podrán dispensar buena parte de las medicinas existentes en el mercado.

La opción de que las arcas públicas cubran el coste del más barato de los fármacos con una misma acción terapéutica y que los pacientes puedan abonar la diferencia en caso de preferir uno de marca "de fantasía" dividió opiniones. Mientras que Lendoiro y Verde rechazaban esta posibilidad por considerar que rompe la equidad y la universalidad en el acceso a los fármacos, que estaría condicionado por la renta de cada paciente, Bugarín y García plantearon la duda de si, al tratarse de dos compuestos equivalentes por completo, habría una ruptura real de la equidad.

La biosimilitud, es decir, la semejanza en la apariencia de los medicamentos, fue una de las reclamaciones que García trasladó desde el Foro de Pacientes, por la dificultad que supone someterse a cambios frecuentes, sobre todo para personas mayores y polimedicados.