No pienses que es algo que sólo los elegidos pueden hacer; te equivocas. Cualquiera puede realizarlo y no es imprescindible tener aptitudes especiales, simplemente tener ganas de modificar tus hábitos para llevar una vida más sana. Destierra también ideas preconcebidas, pues el auge de esta disciplina ha provocado la realización de numerosos estudios que avalan sus virtudes.

Es una disciplina originaria de la India -la más antigua del mundo- y en ella se tratan cabeza, cuerpo y espíritu para lograr un equilibrio que te permitirá sentirte mejor. Por supuesto no es algo milagroso y debe ser realizado siguiendo las pautas de los especialistas y tras consultar al médico si considera que es adecuado para tu estado físico.

Las posturas del yoga (asanas) ejercitan todas las partes del cuerpo estirando, tonificando y fortaleciendo músculos, columna, huesos y articulaciones, lo que repercute de modo positivo en los órganos, tejidos y nervios. Van acompañadas de la respiración (pranayama), que revitaliza cuerpo y mente y de modo que proporciona un bienestar físico y psicológico que aumenta las capacidades intelectuales, de concentración y aprendizaje.

Se trabaja sobre los centros de energía (chakras) localizados en ciertas partes del cuerpo. Con esta actividad se consigue que la energía fluya con facilidad, lo que induce a una sensación de bienestar que relaja y revitaliza y hace que te sientas mejor.

Los expertos han descubierto que la práctica de esta disciplina puede ser eficaz para aliviar ciertas patologías como artritis, fatiga crónica, asma, ansiedad, etc., para lo que se han desarrollado diferentes tipos de yoga que se plantean distintos objetivos:

-Sivanada: para quienes se inician en este mundo, se practican ejercicios suaves y relajantes que reducen el estrés. Se realizan 12 posturas básicas que componen el saludo al sol.

-Bikram: ayuda a aumentar la elasticidad y aliviar la artritis y los dolores crónicos de espalda. Son posturas de pie y sentados acompañadas de ejercicios y técnicas de respiración.

-Ashtanga: es más movido y no adecuado para principiantes. El movimiento es constante y favorece la flexibilidad y el endurecimiento muscular.

-Mantra, se centra en trabajar la respiración para mejorar la vitalidad.

Se considera que tiene los siguientes beneficios:

-Facilita el movimiento porque el sistema locomotor va perdiendo elasticidad con las malas posturas, el estrés, la edad, etc. El lento estiramiento que proporciona el yoga aumenta la flexibilidad y reduce la presión a que se ven sometida las estructuras cartilaginosas.

-Respiras mejor, más profundamente, con lo que aumenta la capacidad pulmonar y favorece la oxigenación de todas las células que forman parte de tu organismo. Además, mejora la circulación sanguínea, lo que permite que la sangre lleve nutrientes y oxígeno a todos los órganos. También evita la formación de trombos y varices.

-Elimina toxinas, precisamente al favorecer el flujo sanguíneo, retira de las células el anhídrido carbónico y los productos de desecho que pueden ser tóxicos para el organismo.

-Equilibra cuerpo y mente, pues sus efectos sobre el sistema nervioso favorecen la liberación y control de hormonas y neurotransmisores que proporcionan un estado general muy positivo.

-Aumenta la concentración

-Reduce, previene y ayuda a manejar las situaciones de estrés, por lo que mejora el humor y el estado de ánimo.

También quiero destacar que puede tener contraindicaciones sobre todo relacionadas con la capacidad inicial. No pienses que el primer día vas a poder hacerlo todo. Lo más recomendable es ir poco a poco, mejorando tu flexibilidad a medida que avanzas en el conocimiento de la disciplina.

Consulta a tu médico porque suelen recomendarlo a pacientes con patologías que cursan con dolor (espalda, cabeza, rodillas, etc.) y su opinión es muy importante para decidir si te conviene o no apuntarte. Además, piensa que puedes probar y, si no te gusta o te ves incapaz de hacerlo, lo dejas e intentas otra cosa...