-¿Por qué la Universidade da Coruña votó en contra de los cinco criterios que regirán el reparto de los fondos por objetivos?

-Son criterios que no responden a la naturaleza de ese fondo. El criterio histórico por el que se rigen los fondos estructurales, el 90% del total, viene de cómo se reparte el dinero en 2004, pero no responde a nada objetivo. Hacía falta objetivarlos. Y ya había, además, otro fondo de criterios de rendimiento. Siempre hemos entendido que dentro de lo estructural era fundamental la primera función social de la universidad, la docente, y que había que tenerla en cuenta y también las necesidades históricas de infraestructuras, de personal y financieras. Y lo que ha habido es una selección de criterios perjudicial para la función docente y de la UDC, porque no tiene en cuenta los puntos en los que somos más fuertes.

-¿Cuáles son esos puntos?

-Hemos pedido reiteradamente que se incluyera en el plan de financiación, sobre todo, la labor docente; nosotros, en captación, inserción laboral y satisfacción de los alumnos hemos tenido una evolución magnífica. Y también en el uso eficiente de los fondos. En todo el plan de financiación, el peso del alumnado viene siendo sobre el 1%. Sin menoscabar el I+D, en lo que hemos hecho un gran esfuerzo y hemos tenido avances muy importantes, seguimos pensando que lo primero en una universidad es la formación de capital humano.

-¿La semana pasada, a esas alturas de la negociación, aún veían posible la compensación por déficit histórico que reclamaban?

-A nivel institucional nosotros siempre trabajamos con espíritu constructivo. Cuando el año pasado votamos en blanco fue porque objetivamente todavía existía margen para equilibrar la financiación entre universidades. Estos criterios que acabamos de aprobar se podían haber aprovechado para eso.

-Parece que se han primado criterios más enfocados al I+D y la transferencia de conocimiento que los que usted refiere.

-El problema es cuando lo miramos desde el punto de vista global. Si lo miráramos desde una financiación por alumno comparable, en la que después hubiera un extra en función de esas otras actuaciones, nos podría parecer equilibrado. El problema es que partimos de la financiación histórica desequilibrada y la seguimos desequilibrando. No es un problema que un fondo concreto dé primacía al I+D; es un problema que todos los fondos den primacía a lo mismo. En el fondo que ya se había aprobado ligado al rendimiento, un 65% de los indicadores iban ligados al I+D+i y solo un 25% a la docencia. La idea era absolutamente diferente.

-¿Cuál era la idea inicial?

-Nuevos criterios estructurales que reflejasen la realidad de las universidades fuera de ese criterio histórico del 80%. En el espíritu de estos indicadores, vuelve a haber una preponderancia absoluta del I+D+i y una infravaloración de la función docente. Y vuelve a ser perjudicial para nuestra institución. Si la mayor parte de la financiación está regida por criterios históricos, que sobrevaloran a otras universidades e infravaloran a la UDC, que algo los corrija. No entenderíamos que se dimensione una universidad solo en función de la capacidad investigadora obviando la formación.

-¿Por qué Vigo, en situación similar a A Coruña, votó a favor?

-Me gustaría no hacer valoraciones de los votos de los demás.

-Es que la universidad coruñesa habla de déficit histórico, pero nació a la par que la de Vigo y tenían casi el mismo porcentaje de fondos de la Xunta. ¿La UDC no se ve capaz de mejorar en los indicadores aprobados?

-La selección de los criterios, obviamente, no afecta a cada uno de la misma manera. Hablamos de criterios de reparto; lo que a unos les perjudica, a otros les beneficia. Esa selección es para repartir dinero entre las tres universidades; por todo lo que a A Coruña le beneficie, otros se tienen que sentir perjudicados.

-¿Y por qué beneficia a Vigo? ¿Está mejor en los rankings?

-No en todos. Las fortalezas y las debilidades no están en los mismos puntos. Dentro del Sistema Universitario de Galicia, la evolución en captación y formación de alumnos de la UDC es una fortaleza nuestra. Si en vez de esos criterios se tienen en cuenta otros, pues saldrán beneficiados otros. Estos criterios se han seleccionado de una forma que no es beneficiosa para nuestra institución, pero no es neutral ni es objetiva. No estamos de acuerdo en la selección.

-¿No hacen justicia a la situación real de cada universidad?

-No son indicadores expresivos de la realidad universitaria que tenemos ni de la visión que tenemos del sistema universitario. La infravaloración completa de la función docente no coincide con nuestra visión de la universidad ni por supuesto, no voy a ser hipócrita, con nuestros intereses. Cuando no defendemos eso, obviamente, es porque eso sería bueno para la UDC. Ahí está lo esencial: la evolución de los perfiles de las universidades no ha sido idéntica. Pero en su día parece que los alumnos importaban mucho ¿y ahora resulta que no importan nada? Porque el motivo que se alega para las desigualdades históricas el número de alumnos.

-Con la opinión de las universidades dividida, ¿la decisión última era de la Xunta?

-La Xunta tenía mayoría en cualquier caso en el Consello de Universidades.

-¿Y por qué a la Xunta le interesan más estos cinco criterios que otros?

-Yo no puedo hacer esas valoraciones. Lo que sí que digo es que el desequilibrio en la financiación es histórico, de largo alcance y que ha sido así con distintos Gobiernos en la Xunta y con distintos rectorados en las universidades. Es preocupante que sea estructural. Son tendencias a largo plazo.

-El Consello Social se mostró favorable a la financiación por resultados.

-Preferiría no valorar posiciones de otros.

-Se entiende que vela por los mismos intereses que el equipo rectoral.

-Y es que la UDC está a favor de la valoración de resultados, lo que pasa es que la selección de los criterios no es neutral. Nosotros también estamos a favor de que se mida el rendimiento. Lo que puede no gustarnos son los indicadores que se seleccionan o las dimensiones de rendimiento que se tienen en cuenta. Nosotros siempre tenemos a gala nuestro rendimiento docente, nuestra gestión eficiente, nuestra rápida evolución en I+D+i. Nadie está en contra de que se evalúe los resultados, pero comparados con los medios que se tienen.