Formar a los médicos de cabecera del área sanitaria coruñesa para que sepan cómo abordar en sus consultas a pacientes que ya han superado un cáncer y fomentar que el ambulatorio sea su punto de referencia y no el hospital. Este es el objetivo del I Curso de Oncología Médica para Atención Primaria, organizado por el Servicio de Oncología del Hospital Universitario de A Coruña que se celebra en la Fundación Caixa Galicia entre hoy y mañana. El jefe de esta unidad y coordinador de las jornadas, Luis Antón Aparicio asegura que asistirán "cerca de cien facultativos".

-¿Los médicos de cabecera no tienen suficiente información sobre los pacientes oncológicos?

-Supongo que desconocerán algunas cosas, pero el curso no es para mejorar el diagnóstico de un tumor sino para que los pacientes que ya han superado un cáncer realicen las revisiones en los ambulatorios y no tengan que ir siempre al hospital. El objetivo es que el enfermo no tenga que salir de su entorno y vaya al centro de salud que tenga más a mano.

-¿Qué claves aprenderán los asistentes al curso?

-La idea es fijar unas guías de desarrollo, informar sobre cómo los oncólogos deben dirigir el paciente a los ambulatorios, en qué momento los médicos de cabecera deben remitirlos de nuevo a Oncología.

-¿Qué pacientes entrarían en este programa?

-Los pacientes que después de someterse a radioterapia o un tratamiento ya han superado un cáncer o a los largos supervivientes. Hoy en día, los tratamientos permiten que los enfermos que antes morían en uno o dos años, ahora puedan vivir hasta diez años.

-¿Qué ocurre actualmente con estos enfermos?

-Hay gente que desde hace una década viene a la revisión anual al hospital. Esto es un centro de agudos, no de enfermos crónicos y además, no tiene sentido que vengan a Oncología porque no han recaído y por tanto, no son enfermos de nuestra área. De hecho, como todo el mundo, estos pacientes tienen otras patologías como colesterol o diabetes que corresponden al médico de Atención Primaria. Hoy en día, estos pacientes ya se empiezan a derivar a los ambulatorios, pero hasta hace poco eran prisioneros de los hospitales. Es preciso acercar la medicina al paciente.

-¿Y si necesitan someterse a alguna prueba que no realiza su ambulatorio?

-Si el paciente precisa una radiografía, un TAC o una mamografía, por ejemplo, acude al hospital y gracias al sistema telemático instalado por el Sergas, la información llega en tiempo real a cualquier médico del ambulatorio que vaya a tratar a ese paciente.

-Esta iniciativa se debe a que cada vez los pacientes oncológicos viven más, ¿se debe a un diagnóstico precoz o a avances en los tratamientos?

-A ambas cosas. Hoy en día, los tumores no suelen detectarse en una fase muy evolucionada, sino en estadíos precoces, lo que aumenta las posibilidades de curación y de una mayor supervivencia. Por otra parte, la mejora en los tratamientos aumenta la tasa de supervivencia con respecto a hace 15 o 20 años.

-La incidencia de los tumores sigue aumentando, ¿a qué se debe?

-Occidente paga el precio de ser una sociedad occidental y la tasa, de momento, no va a bajar en los países occidentales.

-¿Los hábitos tienen algo que ver en esta enfermedad?

-Por supuesto. En los tumores se da la conjunción de dos choques: por una parte la genética -que nada tiene que ver con lo hereditario, la genética determina por ejemplo que alguien tenga los ojos azules o marrones- y por otra, factores externos como ciertos hábitos tóxicos.

-¿Cuantos casos nuevos de pacientes con cáncer diagnostican en el Hospital de A Coruña al año?

-Esas cifras hay que medirlas en función del área sanitaria. La nuestra es de 500.000 habitantes, es decir, diagnosticamos una media de entre 1.500 y 1.800 nuevos pacientes con cáncer al año.

-¿Cuáles son los más comunes en A Coruña?

-Cáncer de mama, de pulmón y colorrectal.

-¿La proporción es similar al resto de la comunidad gallega y España?

-Sí, el 75% de todos los tumores que se diagnostican en la actualidad son de estos tres tipos mientras que el resto de cánceres solo representan el 25% del total.