Buscando su nutrición personal en el budismo, en el taoísmo y el Qigong, Muriel de Wulf llegó a las raíces de una alimentación que pone en la misma olla las necesidades del cuerpo y los ciclos de la naturaleza, lo llama ´Alimentación Consciente´, y junto con Carmen Batidor difunde una visión de la cocina que va ganando adeptos.

¿Qué es alimentación consciente?

Es una manera de alimentarse que sigue los ciclos de la naturaleza y que nos ayuda a alcanzar un estado de equilibrio interno a nivel físico, metal y emocional. Su objetivo es hacernos conscientes de todo lo que implica el acto de alimentarse y su repercusión no solo sobre nuestro cuerpo físico, energético, emocional y mental; sino, también sobre nuestro medio ambiente. De esta manera, cuando elegimos comer un alimento u otro, lo hacemos con plena consciencia y responsabilidad. Esto lo conseguiremos con atención y observación, que son nuestros mejores aliados en este maravilloso viaje.

Se trata de darle a la alimentación el lugar que le corresponde y no basarla únicamente en la ingesta de alimento o en el aporte de un determinado número de nutrientes o calorías, porque en realidad es mucho más que eso. Es nuestra conexión real con el planeta: lo que comemos es lo que somos; lo que comemos, respiramos y bebemos se transforma en nuestra existencia. Los alimentos, una vez metabolizados, se convierten en la sangre que nutre todos nuestros órganos y nuestro cerebro ¿realmente pensamos que no van a tener una incidencia en nuestra salud física, emocional y mental?

Háblanos de las fuentes de las que ha bebido esta teoría.

El nombre de alimentación consciente, surgió de la necesidad de resumir en dos palabras lo que queríamos transmitir a partir de la experiencia adquirida a lo largo de los años. Esta visión se apoya en los principios de la macrobiótica y de la cocina energética, basados principalmente en el conocimiento de los aspectos energéticos de los alimentos y estilos de cocción, para adaptarlos a nuestras necesidades personales, sin dejar de lado las necesidades nutricionales y bioquímicas.

Pero en realidad, su fuente principal no es más que la cocina tradicional y natural de nuestros antepasados, quienes sintiéndose parte de la naturaleza y no entes separados de ella, respetaban sus ciclos naturales y los incorporaban a todos los aspectos de su vida: el cultivo, la alimentación, etc.

Por último, hay que tener en cuenta que el ser humano no vive sólo de sus alimentos como los entendemos hoy en día, sino que el aire que respiramos sin cesar, las vibraciones sonoras y luminosas, cósmicas y terrestres, e incluso las experiencias que vivimos a diario, nos nutren y también determinan nuestro estado físico, emocional, mental y espiritual. En este sentido, la alimentación que proponemos está también influenciada por la filosofía budista y taoísta.

Viene el invierno ¿cuáles son los consejos o la praxis de una alimentación consciente en esta estación?

Para llevar una alimentación consciente durante el invierno, basta con escuchar lo que nos pide nuestro organismo. De esta manera, nos centraremos en calentarlo y reforzarlo para soportar bien los meses de frío. Por ello, nuestra alimentación se basará en alimentos y estilos de cocción que nos proporcionen calor.

En general se utilizará más fuego, menos agua y más sal en forma de estofados, guisos, presión, horneados e incluso, de vez en cuando, fritos de buena calidad; pero, también, incluiremos otras cocciones más ligeras, como escaldados o salteados cortos, buscando siempre la polaridad y el equilibrio. También reduciremos los alimentos crudos, porque nos enfriarán demasiado.

Las fiestas las tenemos muy asociadas a los grandes placeres gastronómicos y, en cierta manera, a una pérdida de consciencia como comensales ¿dónde colocamos la alimentación consciente en esos momentos?

Ante todo hay que ser flexibles, porque si nos volvemos rígidos o muy estrictos con nuestra dieta, no estaremos practicando alimentación consciente, que precisamente consiste en adaptarnos al cambio y a diferentes situaciones. Si en nuestro día a día, llevamos una práctica más o menos correcta, no pasa nada por romperla de vez en cuando, pero siempre disfrutando

y no sintiéndonos culpables. En esta clase de alimentación no existen alimentos prohibidos, sino que aprendemos a utilizarlos con criterio y sentido común y asumimos el efecto que nos producirán porque ya lo conocemos.

Sin embargo, ante eventos de esta índole, reuniones de amigos, comidas familiares, etc. Aconsejo, sobre todo, comer con moderación y masticar muy bien para sentir el momento en que nuestro organismo ya no necesita más. Debemos recordar que la cantidad cambia la calidad del alimento ingerido, es decir, aunque lo que vayamos a comer no sea muy equilibrado, le será más fácil a nuestro organismo metabolizarlo si la cantidad es reducida.

¿Algún consejo para los días posteriores a una gran comilona o cena?

Como siempre, escuchar lo que nos diga nuestro cuerpo, porque probablemente nos pedirá menos cantidad de comida para intentar limpiar lo que sobra en nuestro organismo y, en todo caso, hacer una dieta algo más depurativa a base de algas y remineralizantes, además de verduras depurativas como alcachofas, apio, espárragos y endibias y otras de hoja verde, como la col.