La heredera de un imperio, un apuesto jinete de origen modesto y un enlace de ensueño en una fastuosa finca del siglo XVII. Aunque parezca el argumento de un cuento, la historia es real. El próximo sábado por la tarde, Marta Ortega y Sergio Álvarez Moya se darán el sí quiero en el pazo de Drozo, en el municipio coruñés de Cambre, poniendo el broche de oro a tres años de discreto noviazgo. La boda de la hija pequeña del fundador de Inditex -la primera fortuna de España y la séptima del mundo, según Forbes-, está llamada a ser el acontecimiento social del año pero, a menos de una semana del casamiento, poco se sabe sobre los preparativos porque la familia Ortega -siempre celosa de su vida privada- mantiene un hermetismo absoluto y no quiere dar ningún detalle.

El atuendo de los novios, el menú que se servirá en el banquete y el destino de la luna de miel son toda una incógnita. La discreción es la máxima de cara al evento del próximo sábado, al que asistirán poco más de 150 invitados. La lista oficial no ha trascendido, aunque se espera la presencia de Athina Onassis y su esposo, el jinete brasileño Álvaro de Miranda, buenos amigos de los contrayentes. Sobre la posibilidad de que también se deje caer por el municipio de Cambre Carlota Casiraghi -otro de los escasos personajes vip cuya presencia en Drozo se ha barajado estos días-, mutismo absoluto.

Sí se sabe que el vestido que lucirá Marta en el día más importante de su vida está siendo confeccionado en las instalaciones de Inditex, en el polígono de Sabón (Arteixo), y que una de las firmas del grupo, Massimo Dutti, participa en el diseño del traje de su prometido. Fuentes próximas a la pareja confirmaron, igualmente, que el convite lo servirá el chef Marcelo Tejedor, del restaurante compostelano Casa Marcelo -que cuenta con una estrella Michelin y que es amigo de la familia Ortega-, aunque colaborarán también otros cocineros y establecimientos del área coruñesa, como el Hotel Finisterre, donde se alojarán algunos invitados y donde es más que probable que los novios celebren una fiesta la noche anterior a la boda.

Segundo enlace en Drozo

El único detalle que está claro, desde el primer momento, es que el enlace tendrá lugar en el pazo se Drozo, propiedad de Amancio Ortega y situado en la parroquia cambresa de Anceis, en un terreno amurallado de 42.000 metros cuadrados. La finca cuenta con una imponente piscina -en la que suelen nadar los nietos del fundador de Inditex, hijos de su primogénita, Sandra, habida de su primer matrimonio con Rosalía Mera-, una gran huerta en la que pueden verse vacas, caballos y gallinas y una extensa zona arbolada en la que abundan los arces, los chopos y los camelios. Dispone, también, de una fuente, estatuas y una vivienda auxiliar, en la que residen los caseros.

Un paraje bucólico que conserva su esencia gallega por expreso deseo de Ortega, quien incluso llegó a negarse a que el conocido paisajista de origen coruñés Fernando Caruncho -quien ha diseñado impresionantes jardines en medio mundo-, convirtiese su retiro cambrés en un exquisito rincón afrancesado, aunque, desde entonces, se han convertido en buenos amigos.

El pazo en sí, de estilo barroco, se alza sobre una planta en forma de U y acoge una pequeña capilla, con capacidad para poco más de una veintena de personas. La propiedad de los Ortega linda, además, con una de las construcciones más emblemáticas de Cambre, el pazo de Anceis, que, casualmente, se alquila para celebrar bodas.

El enlace de Marta no será el primero que acoja Drozo. Sus padres ya se casaron allí, en octubre de 2001. La ceremonia civil, oficiada por el exalcalde de Cambre, Antonio Varela, tuvo lugar en la más estricta intimidad, hasta el punto de que muchos de los más cercanos colaboradores de Amancio Ortega en Inditex ni siquiera se enteraron de la boda.

La 'universidad' de Inditex

La hija pequeña del hombre más rico de España ha tenido una educación muy tradicional y controlada al milímetro. Estudió en el colegio Santa María del Mar de A Coruña y, posteriormente, se trasladó a un internado de Suiza; se licenció con nota en Empresariales en el European Business School de Londres y domina el inglés, el francés y el italiano. Por expreso deseo de su padre, ha trabajado como dependienta en una tienda de Bershka en la capital inglesa, aunque durante poco tiempo, debido al acoso de los paparazzi, ávidos por conseguir una instantánea de la joven doblando camisetas, por la que se hubiesen pagado millones. La heredera de Inditex también ha pasado por otros establecimientos de las firmas del grupo, en ciudades como Barcelona o Shangái, se ha ocupado de labores de administración y de aspectos financieros y, desde noviembre de 2010, trabaja en la sede central del grupo, en Sabón (Arteixo), donde, sin embargo, no tiene tareas ejecutivas, cumpliendo el plan diseñado por su padre para llegar al liderazgo de la compañía desde abajo.

Quienes conocen a Marta aseguran que es una joven sencilla y muy sociable, que ha mantenido sus amigos del colegio y a quien se puede ver tanto disfrutando de un concierto de los Rockers go to hell en el pub Garufa, en A Coruña, como cenando en cualquier restaurante de la ciudad. Las extravagancias no van con ella, y su vida pública ha estado siempre ligada a su afición por la hípica. Amancio Ortega, en uno de los pocos excesos que se le conocen, mandó construir para ella el complejo de Casas Novas, en la parroquia de Larín, en Arteixo, el lugar donde más fotografías se han podido captar de la joven, pero también de su escurridizo padre.

En el pasado, se rumoreó que Marta podía estar saliendo con el hijo del político José Bono o con el del presidente del Banco Pastor, José María Arias, amigo de la familia Ortega. Su primera relación estable, sin embargo, fue la que mantuvo con Gonzalo Testa, un jinete catalán de buena familia con quien se la pudo ver y fotografiar en diversos concursos hípicos e, incluso, de paseo por los céntricos jardines de Méndez Núñez, en A Coruña. La aparición de la heredera de Inditex acompañada por Sergio Álvarez Moya sorprendió a los entendidos del papel couché, aunque no tanto a sus amigos, quienes comentan que los jóvenes se conocen desde hace mucho tiempo y ya habían sido "novietes" en la adolescencia.

Durante los últimos tres años, la pareja ha paseado discreta su amor por recintos hípicos de España y el extranjero. El pasado mes de diciembre, cuando ya se había anunciado su boda, se les pudo ver relajados y compartiendo confidencias y algún que otro beso en Casas Novas. Desde el primer momento, Sergio ha sido muy bien acogido por su familia política, pues se trata de un joven sencillo que se ha hecho a sí mismo.

El futuro marido de Marta Ortega nació en Avilés el 7 de enero de 1985, en el seno de un hogar de clase media. Es hijo del empresario Julio Álvarez Camporro y de Margarita Moya Zamora, y tiene dos hermanos mayores, Julio y Pablo. Puntal del equipo español de saltos y primero en el ranking nacional de esta disciplina hípica, no suele viajar mucho a su Asturias natal. Lo hace, principalmente, en Navidad y para participar en el Concurso de Saltos Internacional Oficial (CSIO) que se disputa todos los veranos en Gijón. Donde sí se deja ver con más frecuencia es en A Coruña, como él mismo reconoció hace algunos meses al periódico La Nueva España: "Allí es donde tengo los caballos y el centro de entrenamiento", comentó, sin hacer alusión a su futura esposa.

Aunque vinculado al mundo de la hípica, el pequeño de los Álvarez Moya también se está labrando un futuro como empresario, pues mantiene una yeguada en Holanda -donde llegó a residir durante unos siete años-, y otra junto con su hermano Julio, en la localidad asturiana de Pravia, que, según entendidos en el mundo equino, está funcionando muy bien.

Con la misma discreción que rodea los preparativos de la boda, el propio Julio Álvarez Moya explicó estos días a LA OPINIÓN que su hermano "empezó a montar a caballo a los 6 o 7 años y, con 20, se hizo profesional". "Lo que comenzó siendo una simple afición, se ha convertido en su modo de vida, su gran pasión", subrayó el futuro cuñado de Marta Ortega, quien aseguró que Sergio no tiene otros hobbies destacados -"vive por y para los caballos"- ni suele practicar otros deportes porque "la hípica es muy sacrificada y absorbe todo su tiempo".