"No se detectan problemas en la población; pero hay que estar alerta". Con esta filosofía, el profesor del Laboratorio de Parasitología de Farmacia de la Universidade de Santiago, Florencio Martínez Ubeira, constató en un estudio -en el que participaron investigadores de las universidades de Granada, Complutense de Madrid y el Centro Nacional de Microbiología- el espectacular aumento de los parásitos anisakis simplex que se transmiten por el pescado crudo o mal cocinado. Se multiplicó por cuatro este año. Un aumento sorprendente del que aún no se explican el porqué. Los análisis fueron claros: De los 0,35 gramos por kilo de los años anteriores se pasó a los 1,3 gramos por kilo de este año. Es decir, la media de larvas de anisakis en bacaladillas del Atlántico se cuadruplicó esta temporada, como confirma la Sociedad Española de Parasitología.

Y así como este repunte se traduce en un mayor número de infecciones en zonas como Madrid o Valladolid, Galicia resiste. Los últimos estudios elaborados apuntan a que en Galicia solo un 1% de la población se ha infectado por el parásito, mientras que en Madrid las tasas llegan hasta el 15%. Muchos casos ni siquiera son conscientes de haber sufrido la infección. Lo curioso es que las probabilidades aumentan a lo largo de la vida de una persona. "La cocina gallega tradicional es muy garantista, cocina mucho los pescados: fritos, cocidos o al horno", apunta Ubeira. "La diferente prevalencia observada en Galicia y Madrid parece ciertamente debida a las diferencias en los hábitos de consumo de pescado", indicó la profesora de la Universidad Complutense de Madrid, Carmen Cuéllar del Hoyo.

"En más del 90% de los casos está detrás la preparación artesanal de los boquerones; sin haberlos congelado antes", confirma el profesor. Ayer mismo al salir del despacho, relata como visitó un restaurante japonés de sushi y variedades de pescado crudo. "La legislación española obliga a congelarlo y todos lo cumplen; me invitaron a visitar los congeladores", asegura. Otra cosa es que no lo digan, observa, por una cuestión de marketing que "vende" la extrema frescura del alimento.

El equipo de Ubeira ha desarrollado un kit de diagnóstico, en base a los alérgenos Ani s 1 y Ani s 7 -presente en la mayoría de los casos infectados-. "El test detecta anticuerpos en las personas que fueron infectadas por el parásito", explica, incluso varios años después de haberlo sufrido, lo que permite asociar nuevos síntomas a esa antigua infección.