Son seres vivos, pero forman parte del patrimonio de Galicia como la Torre de Hércules, las cantigas de Alfonso X o las obras de Rosalía de Castro bautizadas como árbores senlleiras se trata de ejemplares protegidos por la Xunta al tener características -edad, tamaño, significado histórico o belleza- que las hace únicas. "Son reliquias botánicas con valor científico, cultural, didáctico y ornamental", señalan desde la Consellería de Medio Ambiente, donde tienen catalogadas 178 árboles o formaciones singulares en toda Galicia. A Coruña y su área metropolitana cuentan con trece ejemplares protegidos por este motivo.

El Catálogo de Árbores Senlleiras, creado en 2007, clasifica las plantas singulares en dos tipos: los árboles (ejemplares concretos que destacan por sus peculiaridades) o formaciones (grupo de árboles con las mismas características). En conjunto, Pontevedra es la provincia con más flora singular (59), seguida de A Coruña (55), Lugo (38) y Ourense (26). Pero la situación varía si se analizan las categorías por separado. A Coruña es la que tiene más formaciones senlleiras (13) mientras que Pontevedra gana en árboles singulares: 50, frente a los 42 coruñeses.

Quienes pertenecen al catálogo de árbores senlleiras pueden presumir de tener un régimen jurídico propio. Esta flora está protegida "para todos los efectos" con el objetivo de garantizar su conservación. "Se prohíbe cualquier acción que pueda afectar negativamente a su integridad, su salud o su apariencia y todos aquellos proyectos que puedan amenazar los valores de estos árboles precisarán de autorización administrativa previa de la Dirección Xeral de Conservación da Natureza de la Xunta", indican desde la Consellería de Medio Ambiente. Una serie de medidas que llevan a que la Administración gallega otorgue ayudas a los propietarios de árboles singulares para que puedan costear los tratamientos o las medidas necesarias para garantizar su conservación en perfecto estado.

Pero para pertenecer a la élite de los árboles gallegos hay que contar con el visto bueno de un comité de expertos que vela porque todos los catalogados cumplan con algunos de los requisitos exigidos. La singularidad de un árbol puede venir dada por criterios dendrométicos (su grosor, altura, edad, el perímetro del tronco o el diámetro de su copa); biológicos y ecológicos (grado de rareza en una determinada comarca, si tiene alguna característica impropia de su especie); estéticos (la belleza de su porte o su coloración); históricos (que el ejemplar esté asociado a algún hecho histórico o cultural o esté situado en algún edificio emblemático) o de situación (los que sobresalen en el paisaje o están ubicados en algún lugar no habitual). Los árboles pueden estar en propiedad privada o pública y cualquier ciudadano o entidad puede solicitar la incorporación de un nuevo ejemplar que será sometido al dictamen del comité de expertos.

Por ello, en el listado hay desde árboles que superan los 500 años de antigüedad como la sobrera de Valboa (Pontevedra) a otros testigos de la historia como la figueira que Rosalía de Castro plantó en su finca de Padrón y a la que hace referencia en uno de sus poemas más conocidos, especies foráneas como el ombú de Santa Cruz (Oleiros) que destaca por su singular morfología o el árbol del amor del jardín botánico de Padrón, cuya forma simula la corona de Cristo.

De los 178 árboles y formaciones singulares gallegas, solo trece están en el área coruñesa. La ciudad cuenta con un único árbol tipificado como senlleiro y dos formaciones. Se trata del metrosideros excelso -ubicado en el jardín de la policía local-, un ejemplar de entre 100 y 150 años, que en 1985 fue considerado por la Xunta como el árbol más importante de Galicia. Además, también está protegido el palmeral canario de los Jardines de Méndez Núñez (de casi un siglo de vida) y los olmos del Jardín de San Carlos, que destacan por sus amplias copas.

En la comarca, Bergondo lidera el ranking de concellos con más ejemplares senlleiros (siete), seguido de Oleiros (dos) y Sada y Culleredo (uno). Gran parte de las reliquias botánicas de Bergondo están en el Pazo de Mariñán -un érbedo, una pacana de illinois, un grupo de eucaliptos, los mirtos, o los plátanos de sombra- a los que se unen la secuoya gigante del Pazo do Casal y el tejo del Pazo de Baldomir. Oleiros tiene dos árboles protegidos: el pino del castillo de Santa Cruz y un ombú. Además gozan de protección el ginkgo de Vilaboa (Culleredo) y el cocotero de Chile del Pazo de Meirás (Sada). Árboles centenarios que ya forman parte de la historia de Galicia.