Unas 2.500 personas sufren esclerosis múltiple en Galicia, lo que convierte a la comunidad en una zona de "alta incidencia" de esta enfermedad neurodegenerativa que afecta al sistema nervioso central, según informó ayer la Asociación Coruñesa de Esclerosis Múltiple con motivo hoy de la celebración de esta patología que afecta a 46.000 personas en toda España.

Esta dolencia aparece cuando el sistema inmune destruye la mielina -la capa protectora que rodea las fibras del sistema nervioso central- provocando un daño que interfiere en la transmisión del mensaje entre el cerebro y distintas partes del cuerpo. La dolencia actúa por brotes y los síntomas varían de unos pacientes a otros. "En cada persona es distinto, hay a quienes se les duermen manos y piernas, a quienes los brotes afectan a la vista, al habla... Es como nosotros decimos una enfermedad caprichosa", señala la presidenta de la asociación coruñesa, María Jesús Arias.

La enfermedad se manifiesta principalmente entre los 20 y 40 años y es la segunda causa de discapacidad en adultos jóvenes, después de los accidentes de tráfico. Los avances en el tratamiento permiten que muchos puedan llevar una vida prácticamente normal. "Hoy en día, esclerosis múltiple ya no es sinónimo de terminar en una silla de ruedas, estos pacientes tienen cierta calidad de vida", señala Arias.

A nivel estatal, la Asociación Española de Esclerosis Múltiple denuncia que los recortes en sanidad y las prestaciones sociales ponen en peligro la calidad de vida de estos pacientes. "Los recortes y retrasos en los pagos debidos desde las Administraciones Públicas están asfixiando a nuestras asociaciones, convirtiendo en insostenible el mantenimiento de servicios imprescindibles para mantener la calidad de vida de los enfermos y sus familias", denuncia y alertan: "Vemos peligrar la investigación en nuevos tratamientos, que para nosotros es la única esperanza para minimizar los efectos de esta enfermedad".

Desde la entidad coruñesa critican también que los pacientes con esclerosis múltiple tengan que hacer frente al coste de una parte de las sillas de ruedas o de ciertos fármacos. "Los tratamientos son muy caros y las sillas también. Habrá gente que no se los podrá costear", señala Arias, quien reconoce que las asociaciones no podrán hacer frente a estos gastos.