Un estilo educativo inadecuado, falta de atención de los padres, falta de valores y de sentido de la responsabilidad, redes sociales y mucho alcohol. El resultado de este complicado cóctel es, entre otras cosas, violencia. Esta semana, un grupo de jóvenes, la mayoría menores, destrozaron una casa rural en A Baña que había alquilado la madre de una de las chicas para la celebración de su mayoría de edad. La convocatoria se propagó en las redes sociales y se unieron otros muchos jóvenes a la fiesta hasta llegar al medio centenar. Otros dueños de establecimientos rurales aseguran que no es un caso aislado. Psicólogos y sociólogos analizan este tipo de comportamiento que, alertan, "es bastante frecuente".

Ana María Ulloa, vocal de la directiva de la sección educativa del Colegio de Psicólogos de Galicia, advierte de que puede haber múltiples causas para un comportamiento de este tipo, pero destaca especialmente "una carencia de conciencia moral y una falta de responsabilidad de los propios actos". Y es en la familia donde, asegura, debe de comenzar ese proceso de sociabilización. "El estilo educativo de los padres influye directamente en la forma en que un chaval se desenvuelve en su adolescencia. Así, no son adecuados ni un estilo autoritario, en el que las normas se imponen a la fuerza, sin diálogo, y los chicos no las sientan como propias, ni tampoco el polo opuesto, el estilo permisivo, en el que el control es escaso, se exige poco y los padres actúan como colegas. Lo ideal es conseguir un estilo democrático en el que los padres ejerzan un control desde un punto de vista afectuoso, con mucho diálogo, ya que es la única forma de que de adolescentes tengan una conciencia moral y se hagan responsables", describe la experta.

En el caso concreto de la fiesta de A Baña, Ulloa considera que lo más correcto sería "que los chavales se hicieran responsables de lo sucedido y pagaran o ayudaran a reparar todo lo que rompieron". Lo que más le llama la atención a la psicóloga es que "entre tanta gente que había en la fiesta a nadie se le ocurriera llamar a sus padres al ver lo que estaba sucediendo".

Alerta también la psicóloga del peligro de las redes sociales al comunicar eventos de este tipo. "Cada adolescente tiene cientos de amigos y es muy fácil que se les vaya de las manos". A esta advertencia se une el psicólogo Alejandro Torres: "A veces los jóvenes no son conscientes de la potenciabilidad de estas redes al lanzar una propuesta en ellas", afirma. Esa masificación, unida al consumo de alcohol, "pueden sacar lo peor del ser humano", añade el psicólogo. Alejandro Torres lamenta además el "pecado social" que cometió la propietaria de la casa al admitir que le dieron confianza "porque los padres eran gente pudiente y el colegio de prestigio".

El sociólogo de la Universidade de Santiago, Miguel Cancio, sin embargo, no tiene por su parte tan claro que los padres tengan toda la responsabilidad en un tema como este. "Los más culpables son los responsables de los poderes públicos, porque han quitado a los padres su autoridad y ahora muchos no son capaces de asumir el enfrentarse a sus hijos", opina. Cancio lamenta cómo "es habitual a altas horas de la madrugada ver a los jóvenes haciendo sus necesidades o el acto sexual en plena calle". Asegura que se han perdido los principios de libertad responsable y respeto y se ha impuesto lo que él llama el "juvenilismo infantilista animalista".

La repetición de varios sucesos de vandalismo en casas rurales en los últimos meses ha provocado bastante preocupación en el sector. "Algunos propietarios hayan decidido no alquilar a menores de 25 años", explican desde el sector.