De estar prácticamente repudiadas a ser admiradas. Si hace unas décadas ser madre soltera se consideraba algo negativo, mal visto y que incluso conllevaba cierto rechazo para la mujer desde su entorno, hoy la situación ha dado un giro de 360 grados. "Te ven como una persona valiente y admiran que hayas dado el paso", señala Mónica Franqueira, una gallega que hace tres años se sometió a un tratamiento de fecundación para cumplir su sueño de ser madre. Cada vez son más quienes siguen sus pasos. Solo en A Coruña la cifra de solteras que tienen un hijo casi se triplica (aumentó un 178%) en la última década al pasar de las 1.161 madres no casadas en el año 2001 a las 3.233 de 2011, según los últimos datos de nacimientos del Instituto Nacional de Estadística (INE). Pese a que muchas tienen a su hijo en pareja aunque no hayan pasado por la vicaría, el incremento tiene mucho que ver con otro fenómeno paralelo: el auge de quienes deciden ser madres por propia elección. "En los últimos cinco o siete años se ha duplicado el número de mujeres que acuden a la clínica para someterse a un tratamiento y ser madres en solitario", indica Moisés Moreira, ginecólogo de la Maternidad Belén de A Coruña.

Ser madre soltera, por tanto, ya no es algo anecdótico. A nivel gallego, 8.229 mujeres dieron a luz en 2011 sin estar casadas, lo que supone que cuatro de cada diez nacimientos que se producen en la comunidad gallega son ya de madre soltera. En este sentido, A Coruña es la provincia con menor tasa de este tipo de nacimientos (representan el 34,9% del total), frente al 42% en Pontevedra, el 39% en Lugo o el 37,8% en Ourense. En términos absolutos, A Coruña es la segunda provincia con más casos de madres solteras (3.233, sólo superada por los 3.447 de Pontevedra) y es también la segunda que experimentó un menor aumento de este tipo de maternidad en la última década. Si el número de madres solteras aumentó un 182% en Lugo y un 179% en Ourense, en Pontevedra lo hizo un 132% y en A Coruña un 178%. Los datos del INE revelan que cuatro de cada diez gallegas que son madres solteras tienen entre 30 y 35 años mientras que solo un 14% no rebasa los 25.

Muchas de estas mujeres son madres por propia elección, es decir, acuden a centros de reproducción asistida para poder cumplir con su sueño de tener un hijo pese a no tener pareja en ese momento. Se trata de mujeres con un perfil muy concreto. "La mayoría supera ya los 35 años, son gente que ha dado prioridad a su carrera profesional, de un nivel cultural medio-alto, con estabilidad económica y que tiene muy claro que va a dar este paso, no tienen dudas", señala el ginecólogo Moisés Moreira, quien reconoce que ser madre en solitario "no es una decisión fácil, requiere de mucha reflexión".

Una vez tomada la decisión, lo siguiente es someterse a un completo examen médico para ver qué técnica de reproducción -inseminación artificial o fecundación in vitro- se ajusta mejor a las necesidades de la mujer. Todo ello dependerá del número y la calidad de los ovocitos de la mujer. "A partir de los 35 años disminuye la reserva ovárica, especialmente cuando se rebasan los 40, lo que unido a otras complicaciones hace que en ocasiones no se puedan utilizar los óvulos de la mujer y haya que recurrir a los de una donante", indica este doctor coruñés. Seleccionado el método de fecundación, la mujer se someterá previamente a un tratamiento de estimulación ovárica. Los expertos reconocen que, en muchos casos, se necesitan varios ciclos para lograr el embarazo.

Pese a que tomar la decisión de ser madre en solitario es algo bien meditado siempre pueden surgir dudas. La Asociación de Madres Solteras por Elección o la web Masola son algunas de las entidades en las que informarse o compartir experiencias con otras mujeres que han vivido el mismo proceso.

Una de las mayores preocupaciones de las madres solteras es el momento en el que sus hijos comienzan a preguntar por la figura paterna. La naturalidad es la clave para explicarles a los niños las características de su familia. Ahora existe un cuento en el mercado que facilita tratar este tema con los más pequeños. "Me inventé esta historia para contarle a mi hija por qué ella no tenía un papá como otros amigos o compañeros y finalmente me animé a publicarlo", indica Rosa Maestro, autora de Cloe quiere ser mamá, un libro dirigido a niños de 3 a 5 años en el que se aborda la maternidad en solitario.

"Cuenta la historia de Cloe, que tiene un gran deseo de ser madre, pero no conoce a ningún papá. Por ello le pide un deseo a estrella luna y ésta le entrega una caja mágica en la que hay la semillita de un señor muy generoso que el médico pone en la tripa de mamá y así se queda embarazada", relata Rosa, quien reconoce que a medida que el niño crece hay que ir ampliando la información y hablarle de la reproducción asistida o la donación de óvulos. "Mi hija nunca preguntó por su papá porque desde bien pequeña se lo expliqué todo con este cuento", indica.

La naturalidad es también la clave para otra madre soltera por elección, Mónica Franqueira. "Clara tiene 3 años y todavía no pregunta mucho aunque está con otros niños, va a cumpleaños y sabe que otros sí tienen un papá y ella no", relata esta ourensana, quien asegura que llegado el momento le contará cómo fue concebida con total naturalidad y mientras, apuesta por tratar el tema delante de la niña sin problemas. "A veces me preguntan, ¿y el padre? y respondo, no hay padre, delante de Clara para que lo acepte como algo normal y natural", relata esta madre ourensana.

Desde muy pequeña tuvo claro que quería ser madre y aunque su primera opción fue adoptar, lo descartó con el paso de los años. "La adopción no depende de ti, entran en juego terceras personas y puede que estés varios años esperando y al final no lo consigas porque ese país cierra las adopciones o cambia tu situación económica", indica la ourensana Mónica Franqueira, que hace siete años decidió que había llegado el momento de ser madre.

"Va pasando la vida y la pareja o no aparece o no se da el caso, pero yo tenía claro que quería tener un hijo", indica. Mónica recuerda como si fuera ayer el día en que comenzó su particular periplo para ser madre, el 19 de enero de 2006. No lo tuvo fácil. Fueron necesarias dos operaciones y hasta cinco tratamientos de reproducción asistida para que se quedase embarazada, pero ahora solo recuerda lo positivo. "El parto fue muy rápido y ahora soy una mujer feliz, tener a Clara, ser madre es una satisfacción, te da plenitud, es la felicidad completa", señala.

Pese a que reconoce que, en un primer momento, sus padres preferían que hubiese tenido a su hija del modo tradicional - "mi madre siempre quiso que me casase y después tuviese los niños", indica Mónica-, ahora están encantados. "Es la reina de la casa", señala Mónica, quien reconoce que no echa en falta la figura de un padre en casa. "No puedo comparar porque no he estado casada, pero la verdad creo que le puedo dar todo desde el punto de vista de la afectividad, la seguridad y la estabilidad a mi hija. Si creyese que no podría hacerlo sola, sin una pareja, no la habría tenido", resalta.

Aparejadora de profesión, la crisis también ha hecho mella en su familia. "Estoy pensando en volver a casa de mis padres porque ahora soy autónoma y hace dos años que no tengo obras", indica y añade: "Esto no es lo que soñé cuando me veía en casa con mi niña, pero es la crisis y afecta a todo el mundo".

Mónica reconoce que pese a tener el apoyo de la familia, uno de los momentos más difíciles - "cuando más sola te sientes"- es cuando se sometió al tratamiento de fecundación.