Un centenar de profesionales de diversas especialidades médicas participan desde hoy y hasta el próximo sábado, en A Coruña, en el I Curso de actualización en el manejo de los problemas ortopédicos en la parálisis cerebral infantil, un encuentro organizado por el Servicio de Atención Temprana y Rehabilitación Infantil del Complexo Hospitalario Universitario coruñés (Chuac) y coordinado por la doctora Ana Presedo, especialista en Cirugía Ortopédica Infantil del prestigioso Hospital Universitario Robert Debré de París. "Entre los objetivos de este curso destacan la puesta al día en el tratamiento de los problemas ortopédicos en niños con parálisis cerebral, con referencias a la literatura pero, fundamentalmente, basada en la experiencia de los facultativos que dirigen el encuentro, y enfatizar la importancia del manejo multidisciplinar de estas patologías", destaca el jefe de Atención Temprana y Rehabilitación Infantil del Chuac, Francisco Javier Cairo Antelo.

-¿Qué temas concretos centrarán el encuentro que arranca hoy en A Coruña?

-Entre otras cuestiones, se abordarán las distintas posibilidades terapéuticas de la parálisis cerebral infantil, desde los tratamientos convencionales, como la fisioterapia o la terapia ocupacional, hasta la cirugía o el uso de la toxina botulínica, un fármaco que en A Coruña empleamos desde hace unos quince años para reducir la espasticidad. También se presentarán y discutirán varios casos clínicos.

-¿En qué consiste, exactamente, el tratamiento con la toxina botulínica?

-En los niños con parálisis cerebral suele producirse un aumento exagerado del tono muscular, lo cual provoca contracturas y dificulta la elasticidad en movimientos como, por ejemplo, la flexión y extensión de los codos. El tratamiento consiste en inyectar la toxina botulínica en una zona determinada de los músculos para relajarlos y evitar que se deformen las articulaciones durante los primeros años de vida de estos pequeños.

-¿Es un tratamiento definitivo?

-Cuando funciona bien, los niños son capaces de realizar movimientos que antes les resultaban imposibles. Pero a los cinco o seis meses, la toxina pierde capacidad de acción y regresa la espasticidad, por lo que sería necesaria una segunda inyección. Su efecto, por tanto, es temporal. La cirugía, en cambio, sí es un tratamiento definitivo.

-¿A cuántos niños con parálisis cerebral atienden, cada año, en el complejo hospitalario coruñés?

-Estamos viendo alrededor de 700 primeras consultas y unas 3.000 revisiones cada año.

-¿Y cuántos pequeños nacen con ese problema en el área sanitaria coruñesa?

-Entre ocho y diez cada año.

-¿Hay algún factor que aumente el riesgo de que un recién nacido sufra parálisis cerebral?

-Aunque prematuridad y discapacidad no tienen relación, sí es cierto que la prematuridad provoca inmadurez cerebral, y esto puede favorecer la aparición de lesiones neurológicas.

-Los partos prematuros han aumentado considerablemente en los últimos años...

-Sí. Cuando yo me licencié, en el año 1973, entre el 3 y el 4% de los partos eran prematuros. Hoy en día, esa cifra asciende ya al 11%. Y no solo eso. Pasamos de atender a recién nacidos de 2.500 o 2.000 gramos de peso, a ver a pequeños de menos de 1.500 gramos, y hasta de 750, con los cual los riesgos son también mayores.

-¿A qué se debe ese incremento de la prematuridad?

-No sé sabe con certeza...

-Lo que sí se sabe es que la parálisis cerebral infantil no siempre tiene que ver con el momento del parto...

-Sí. La parálisis cerebral es un trastorno paraguas, en el que se agrupan una serie de causas que conllevan a un defecto motor permanente. Tradicionalmente, se creía que tenía que ver con problemas en el parto, pero hoy sabemos que un porcentaje muy elevado de los casos se deben a otras causas.