La poetisa y crítica literaria Yolanda Castaño, que hoy recibe el XI Premio de Poesía Fundación Novacaixagalicia por "A segunda lingua", cree que la lengua gallega "está demasiado politizada" y que "debería ser patrimonio de todos", y sostiene que "tiende a ser" una segunda lengua en Galicia.

"No creo que en temas culturales, ni artísticos ni lingüísticos haya que manejar cuestiones numéricas; empezamos a pensar que es mejor hablar en lenguas masivas pero perdemos mucho de nuestra riqueza", ha explicado la autora en una entrevista con Efe.

Yolanda Castaño (1977, Compostela), premio Fermín Bouza Rey (1994) por "Elevar as pálpebras"; premio Johán Carballeira de Poesía (1997) y Premio de la Crítica (1998) por "Vivimos no ciclo das erofanías", es autora, entre otras obras, de "Edénica" (2000) y "O libro da egoísta" (2003), y ha colaborado en publicaciones como Festa da palabra silenciada, Dorna, A xanela, Clave Orión o Quimera.

La obra "A segunda lingua", la sexta en su carrera, por la que será premiada hoy, consta de una treintena de poemas "no excesivamente largos" y forma parte de la colección "Arte de Trobar".

Para su creadora "significa muchas cosas": la segunda lengua, explica, es "la lengua del otro", la lengua con la que nos comunicamos, nos acercamos al otro. "Es un filtro para ponernos en contacto con el mundo y acercarnos a los demás".

"Es también la lengua extranjera de la que muchas veces necesitamos echar mano para enfrentarnos a un mundo cada vez más amplio y abierto", y es además "lo que tiende a ser la lengua propia de Galicia en nuestro país", argumenta.

En su opinión, "la lengua gallega esta demasiado politizada y no debería" porque es "patrimonio de todos y debe servir para unir y enriquecernos", sostiene Yolanda Castaño, para quien "el respeto, la tolerancia y la convivencia pasan por que todas las lenguas estén al mismo nivel".

En definitiva, el título de su obra galardonada hoy es "plural, poliédrico" y se explica con una "anécdota: si quiere ser atendido en castellano pulse uno, si quiere ser atendido en gallego pulse dos".

Es asimismo la lengua algo "más físico, un músculo que está en la boca, y en ese sentido aparece el deseo en este libro", un tema que, confiesa, había abandonado últimamente.

Yolanda Castaño se ha mostrado orgullosa por recibir este premio, uno de los más prestigiosos de Galicia, destaca, que ha distinguido un libro que para ella es "muy especial" y que representa "un cambio", después de siete años, con un estilo "más claro" sobre su visión de "los otros y del mundo con cierta ironía".

La autora trabaja en estos momentos en varios proyectos de poesía infantil, en el ciclo de poetas de A Coruña, en la cuarta edición del ciclo de poesía de Pontevedra, la tercera edición del taller internacional de traducción poética de la Illa de San Simón, y este verano viajará a Pekín donde realizará una estancia en la residencia de escritores para profundizar en su tarea creadora.

Es algo parecido a lo que hizo en agosto del año pasado en Málaga, donde escribió "A segunda lingua", y es también "un momento reivindicativo", porque, asegura, "los políticos no entienden que la literatura implica una producción literaria que exige dedicación y, a veces, lo más interesante puede ser estar en estancias como esta".

La poetisa gallega echa de menos "justo lo que rodea a la literatura gallega y no propiamente los textos, pues está al mismo nivel de lo que le puedes pedir y de lo que está dando la literatura en castellano, en catalán o en portugués", ha citado por ser las lenguas más próximas al gallego.

"Echo en falta -continúa- lo que las otras tienen y ella (la lengua gallega) bastante menos, que es un mercado bien aparejado, circuitos sólidos, un aparato de promoción, y todo eso que sigue con muchísimas carencias que no son un reflejo de esa calidad de la literatura gallega".

A la entrega del premio hoy a Yolanda Castaño en A Coruña, fruto de la colaboración entre la Xunta, el Centro PEN Galicia y la Fundación Novacaixagalicia, está prevista además la asistencia del conselleiro de Cultura, Xesús Vázquez; el secretario general de Cultura, Anxo Lorenzo; el presidente del Centro PEN, Luis González Tosar, y el gerente de la Fundación Novacaixagalicia, Pedro Otero Espinar.