El gallego más longevo, Antonio Arenosa Rodríguez, de 107 años, falleció ayer en la residencia de Santa Ana de Ponteareas en la que vivía desde hacía años. El fallecido que había nacido en Vigo será enterrado en el cementerio de Alcabre de esta ciudad. Arenosa aseguraba hace unos meses que la clave para vivir tantos años estaba en no fumar, andar mucho y llevar una vida metódica.