Majestad, muchas gracias por estar a la última y confirmar en Twitter que cedía la corona a su hijo. Eso sí que es modernidad. Fue allí, en su cuenta @casareal, que acababa de abrir doce días antes -qué casualidad-, donde hizo oficial la buena nueva y nos lo contó a todos en menos de 140 caracteres.

No envió un comunicado a la agencia Efe, como era la tradición. Ni lo puso en su página web, que también hubiese sido un toque innovador. No. Publicó un tuit a las 10.39 horas, casi cuando nos lo estaba contando Rajoy en directo, en el que confirmaba la noticia. Eso es ser un geek de pro y lo demás son cuentos. 38 segundos después ya tenía 600 retuits y a la hora superaba los 21.000 y los 3.500 favoritos. También acaparó la mayoría de los trending topics durante toda la jornada. ¿A que mola abdicar en tiempos de Twitter?

Pero esta red de microblogging -sí, majestad, también se llama así, qué se le va a hacer- ya se le había adelantado. Es lo que tiene Twitter. Cuentan que los neoyorkinos se enteraron de que les llegaba un terremoto 30 segundos antes de que lo sintiesen. Sus vecinos de Washington lo habían tuiteado y los de Nueva York pudieron leer que se les avecinaba un seísmo segundos antes de que se produjese.

Le digo que Twitter se le había adelantado porque desde que a las 9.30 se anunció que el presidente del Gobierno iba a hacer una declaración institucional, el hashtag #elreyabdica ya pululaba por la red. Es lo que tiene Twitter. Entre usted y yo, son todos muy listos y lo saben todo.

Por cierto, ahora que va a tener un poco más de tiempo, hable con su community manager. Sí, el que le lleva su cuenta en la red del pajarito. Dígale que no es muy normal que el día del anuncio tuitease en un par de horas 69 tuits con los "hitos relevantes" suyos y los del Príncipe. Recuérdele que en Twitter es mejor la calidad que la cantidad y que los tuits hay que publicarlos con una cadencia, no todos a la vez, que en lugar de tuitear parece que estaba disparando. Y no, no va con segundas.

Y explíquele que está bien no seguir a muchos -con su twitter cada uno hace lo que le apetezca- pero no siga solo a ocho cuentas -al Congreso, al Senado, a la Moncloa y a cinco casas reales europeas-, porque su timeline será muy aburrido. Recuerde que su timeline está elaborado con los tuits de sus seguidores. Y, entre usted y yo, los ocho a los que sigue no parecen la alegría de la huerta.

Y ahora que, además de la corona, le cede su cuenta de Twitter a su hijo, dígale que interaccione -algo que no ha hecho usted hasta ahora- con sus seguidores. Eso es Twitter. Me hago cargo de que hay mucho troll por ahí suelto, pero seguro que hay otros muchos que se han dirigido a @casareal -el día de la noticia tuvo más de 30.000 menciones- de forma correcta. Sé que han avisado de que "por norma general" no van a responder. Pero insístale para que haga un esfuerzo. Recuérdele que Twitter no es un canal de publicidad unidireccional en el que solo publicamos nuestras historias y no interaccionamos con nadie.

Y haga fama de esa campechanía que le acompaña y coménteles a los príncipes que se marquen un selfie de esos, que ahora están muy de moda. No les pido que sigan el Legado de Tibu, eso son palabras mayores, pero un selfie de los dos con las zapatillas de casa rojas y las borlitas gualdas sería trending topic seguro.