El coruñés Carlos Abella y Ramallo, embajador de España en la Santa Sede entre 1997 y 2004, falleció ayer a los 80 años en Madrid, donde será incinerado. El Vaticano fue su último destino, pero este diplomático ejerció su profesión en muchos otros países como Kenia, donde también fue embajador, o Brasil y EEUU, donde ejerció como cónsul en Río de Janeiro, Washington y Miami. Una amplia carrera que le llevó a publicar en el año 2006 el libro Memorias confesables de un embajador en el Vaticano, en el que analizaba cómo era su papel en la Santa Sede, pero también recordaba su paso en calidad de diplomático por otras ciudades como Estocolmo, Roma o Miami.

Nacido el 13 de abril de 1934 en A Coruña, Abella y Ramallo se licenció en Derecho en la Universidade de Santiago y posteriormente aprobó la oposición de diplomático. Tras trabajar por diferentes países, este coruñés finalizó su carrera en la Santa Sede, donde ejerció de embajador durante ocho años. Allí tuvo oportunidad de conocer a Juan Pablo II, que le nombró gentilhombre del Papa, y a su sucesor, Benedicto XVI.

Precisamente, cuando hace poco más de un año Benedicto XVI anunciaba su renuncia, Abella y Ramallo reconocía que estaba sorprendido aunque creía que lo que Ratzinger vio durante los últimos años de pontificado de Juan Pablo II pudieron animarle a tomar esta decisión. "Juan Pablo II en sus últimos años recibía continuas llamadas para que abdicara porque su salud no era buena. El cardenal Ratzinger fue testigo y debió de pensar que no quería recibir las mismas llamadas", señalaba Abella en una entrevista a este periódico en febrero del pasado año, en la que definía al ahora Papa emérito como un hombre "afable, culto y discreto".

Una vez relevado del cargo, este diplomático coruñés publicó un libro en el que narra su etapa como embajador de la Santa Sede, cómo era su día a día como diplomático, cómo influía que el Partido Socialista estuviese en el poder con las relaciones entre España y el Vaticano o cómo vivió la embajada española la pastoral Preparar la Paz de los obispos vascos, entre otros temas.