El 13.437 se hermanó desde ayer y para siempre con el 15.002. El número premiado con el Gordo en el Sorteo Extraordinario de Navidad dejó un total de cuatro millones de euros en el popular barrio de Monte Alto. El epicentro de la fortuna fue la administración número 21 La Sonrisa, en el 108-110 de la avenida de Hércules, que vendió una serie completa de diez décimos por ventana, premiados con 400.000 euros cada uno.

El establecimiento, abierto hace tan solo tres años, es la primera vez que reparte suerte, más allá de alguna que otra pedrea. "Ya era hora", comentaba emocionado el dueño de la administración, Manuel Mahía, mientras se enfundaba la camiseta con el lema "Primer Premio vendido aquí". "Eran solo diez décimos y supongo que se habrán repartido entre gente del barrio, así que es una buena noticia. Mucho mejor que le toque a gente trabajadora, como es la mayoría en Monte Alto, a la que les puede hacer más falta", indicó.

Cuando los bombos del Teatro Real de Madrid sacaron el Gordo, minutos antes de las 13.00 horas, Mahía todavía no era conocedor de la noticia, "pero el teléfono sonó a los cinco segundos para contar que había tocado aquí". "Estamos que casi que no nos lo creemos y nerviosos por el follón que se va a montar aquí fuera", explicaba Mahía mientras se preparaba para descorchar una botella de champán.

La administración de Monte Alto ha roto la racha de la ciudad de once años sin vender una serie completa con el Gordo. Aunque en 2012 se vendió una única participación con el primer premio en la calle Alcalde Lens, hay que retrotraerse al año 2003, en una administración de la calle Fuente Álamo, para encontrar una serie entera con el máximo premio.

A medida que los medios de comunicación fueron llegando a la zona, los exteriores de la administración se convirtieron en un escenario de fiesta. Curiosos y vecinos se acercaron al número 108-110 de la avenida de Hércules para presenciar un acontecimiento que no se ve todos los años. "No sabíamos nada, pero en cuanto vimos llegar a las televisiones y radios ya sospechamos que aquí había tocado algo", comentaban dos vecinos. Antes de que el champán corriese, el claxon espontáneo de algún coche ponía la banda sonora a una celebración en la que tampoco faltaron los selfies de los más jóvenes con el cartel de "13.437 primer premio" de fondo. "Ya tenemos foto para el Facebook", bromeaban dos de ellos tras posar frente al escaparate de la sucursal de lotería.

Algunos vecinos aprovecharon el momento para heredar la suerte de cara a próximos sorteos. "A ver si están en racha y también reparten en el Niño", afirmaba uno de ellos mientras escogía décimo en la ventana. Otro, aunque contento por la noticia de que su

barrio fuese el agraciado, se lamentaba por no haber tenido tanta fortuna. "Casi da más rabia sabiendo que estaba tan cerca, al

lado de casa".

La de ayer, sin embargo, fue una jornada doblemente alegre para Manuel Mahía. Además de ser el responsable de repartir el primer premio en la ciudad, uno de los diez agraciados a los que vendió el boleto ganador fue uno de sus familiares directos, su tío Ángel González. De los primeros en acercarse a

La Sonrisa tras conocerse el número, este vecino de Monte Alto de 81 años vio recompensada una obcecada tradición en la que se ha dejado cientos de euros en los últimos años. "Siempre cojo los décimos comenzados por 13 y, de casualidad, el viernes le compré el último a mi sobrino", explicó. A las puertas de la fortuna se quedó uno de sus amigos, que intentó comprar la misma papeleta cuando, para su desgracia, ya se habían vendido todas. "Volví a la administración para comprarle una a este amigo, no fuese que esta vez tocase. Basta que lo pienses para que te pase", lamentaba.

Su predilección por esta cifra a la que la tradición popular cuelga el Sambenito de portar la mala suerte se remonta a hace 52 años, cuando un décimo encabezado también por 13 le hizo ganar varios millones de las antiguas pesetas, justo unas semanas antes de contraer matrimonio con su actual esposa. "Ahora con 81 años no lo podremos disfrutar tanto. Esto tenía que haber llegado hace 20 años", bromeaba. Su mujer, Ramona Mahía ironizaba con hacer un viaje a Cuba "a visitar a Fidel Castro" cuando se le preguntaba por el uso que le darán al premio. "Esto irá para mis dos hijos. Hay que tapar muchos agujeros y siempre hay hipotecas por ahí. Yo con mi jubilación voy arreglando y no es más rico el que más tiene sino el que se conforma con lo suyo", señaló Ramona.

En el momento en que se conoció el Gordo, Ángel pasaba la

mañana en el bar de enfrente a

La Sonrisa. Cuando su sobrino le comunicó la noticia, lo primero que hizo fue subir al piso para comprobar el número con su mujer. "Y ahí ya vimos que teníamos el Gordo. Estamos muy contentos, ¿cómo vamos a estar?", apuntó.

Además de contentos por su suerte, el matrimonio mostró su alegría por que los décimos hubieran sido vendidos, muy probablemente, entre gente del barrio de Monte Alto. "Esta bien que toque a los pobres, que los ricos ya tienen suficiente", dijeron.

Con el paso de las horas, amigos y vecinos se acercaron a felicitar a unos premiados que, con el boleto en mano, también protagonizaron el tradicional descorche del champán con su posterior "baño" y brindis con el espumoso. "No conozco a nadie que se gastase tanto en lotería. Ángel se lo tiene bien merecido, aunque solo sea por el dinero que se dejó todos estos años", afirmaba un conocido de la zona tras darle un abrazo y pedirle que invitase "a una ronda". "Hoy tiene que invitar él", exclamaba.

Pasadas las 14.00 horas, ya sin apenas cámaras ni micrófonos, Ángel y Ramona reproducían ante conocidos y amigos la ya tan repetida historia acerca de cómo fue el momento en que descubrieron que la fortuna había sonreído en su hogar medio siglo después. "Ahora nos lo vamos creyendo. Eso sí, nunca tanto como hoy hemos tenido que hablar", bromeaba Ramona ante los últimos medios de comunicación allí presentes.

A última hora de la tarde de ayer, los dueños de la administración todavía no conocían la identidad de ningún otro dueño del boleto con el 13.437 impreso. "Hubo gente que llamó para ver si ya podrían cobrar su décimo. No sé si alguno de ellos tendría uno de los décimos del Gordo", explicaba Manuel Mahía tras una tarde "tranquila" en la que no se pudieron pagar los premios menores. "Nos avisaron de Madrid de que tendríamos dificultades, así que el trabajo llegará mañana, cuando la gente venga a cobrar", señaló.