Son unos frutos que no tienen toda la fama que se merecen. Quizás se deba a que se encuentran en los matorrales de los campos o a que no se conocen sus propiedades reales. Su capacidad antioxidante es digna de tener en cuenta y son muy recomendables para mantener el equilibrio nutricional diario. Que su precio no te asuste, pues son una fuente de salud muy interesante.

Los arándanos son unas bayas de color oscuro, azulado o rojizo debido a la presencia de antocianos que son los pigmentos que les confieren su color característico. Pertenecen a la familia de las ericáceas y el nombre científico del arándano común es vaccinium myrtillus. Puedes encontrar diferentes variedades en el mercado: rojo, rojo común o azul, en función de su color y procedencia.

Aunque existen de manera natural en arbustos silvestres, su interés comercial ha hecho viable su cultivo en ciertas zonas del mundo, aunque no sea lo más frecuente. El principal productor es Estados Unidos, seguido de Canadá y Chile.

Se pueden encontrar en los mercados especializados en diferentes épocas del año. Elige los que presenten un color brillante e intenso y la madurez adecuada. Consérvalos en la nevera pocos días para que mantengan todas sus propiedades nutricionales. También pueden congelarse, pero solo unos días. Los mejores son los recién recogidos en el campo o los que compras frescos. Lávalos bien antes de comerlos para evitar intoxicaciones.

En su composición química destaca la presencia de vitamina C (incluso más que los cítricos), fibra, minerales (potasio, fósforo, magnesio, hierro y calcio), taninos, ácidos orgánicos (oxálico y málico), pigmentos naturales (carotenoides y antocianinas) y vitaminas A, B y E.

De sus propiedades destacaría:

-Poderoso antioxidante de gran interés para el cuidado de la piel (se utiliza en cosmética). El jugo de arándanos resulta muy adecuado para eliminar los radicales libres presentes en nuestro organismo.

-Contienen mucha agua y poca grasa y calorías. También resultan diuréticos debido a la presencia de ácidos orgánicos por lo que se consideran ideales en dietas para perder peso.

-Regulan el tránsito intestinal. Si tienes estreñimiento consume frutos tiernos (ricos en fibra); si sufres diarrea, elige frutos secos (con taninos).

-Mejoran la circulación periférica, pues poseen propiedades vasodilatadoras y antiagregantes debido a la presencia de vitamina P. Resultarían útiles en varices, flebitis o hemorroides.

-Se considera que su jugo (especialmente) presenta propiedades antibacterianas y actúa reduciendo la unión de las bacterias dañinas al organismo, siendo útil para mejorar los problemas de las vías urinarias.

-Por su contenido en antocianinas previene la degeneración macular y combinados con la vitamina E ayudan a frenar el desarrollo de cataratas. Se consideran muy adecuados para evitar problemas a nivel ocular.

-También son eficaces para aliviar problemas articulares y digestivos.

Aunque suelen usarse solo los frutos, existe la posibilidad de utilizar las hojas. Cuidado con el consumo de dichas hojas en infusiones o tisanas porque contienen hidroquinonas y arbutina que pueden ser tóxicos para el organismo si se superan las dosis recomendadas.

Para preparar una infusión puedes comprar hojas de arándano azul y añadir una cucharada pequeña a una taza de agua hirviendo. La tapas diez minutos y la cuelas. Bébela templada y añade una cucharada de miel para endulzar.

La mejor opción sería comerlos directamente, combinados con otras bayas, en mermelada, ensalada, secos, en relleno de tartas, en zumos y licuados o como acompañamiento de carnes.

Si quieres preparar una deliciosa receta dulce te proponemos unas magdalenas (cupcakes) de arándanos. Mezclar margarina (o mantequilla), azúcar y esencia de vainilla y batir hasta obtener una crema. Añadir una yema de huevo y montar la clara a punto de nieve. Después la harina y la levadura. Mezclar bien y adicionar la clara batida y los arándanos enteros. Mezclar de nuevo intentando no romper los frutos. Colocar el preparado en los moldes de papel y poner al horno entre 20 y 30 minutos a 180º. Sacar del horno y dejar enfriar en una bandeja.

Te recomendamos una salsa de arándanos muy fácil de preparar y que puedes utilizar con platos dulces o salados. Pones a hervir medio litro de agua. En el momento de la ebullición añades medio quilo de arándanos y los dejar cocer unos diez minutos con la olla tapada. Destapas y, en cuanto estén abiertos, añades dos cucharadas de azúcar y remueves hasta alcanzar la consistencia deseada. Dejas enfriar la salsa y, si quieres darle un toque especial, añades un poco de zumo de limón que actúa, además, como conservante. Guárdala en la nevera y úsala en dos o tres días para que no pierda sus propiedades nutritivas.