Esta semana tenía pensado escribir todo el artículo sobre la penúltima polémica de Facebook, pero al final solo van a ser unos párrafos. Y es que la historia tampoco da para mucho más. Tampoco quería explayarme demasiado con un asunto tan poco trascendente y que alguien pensara que aquí solo se escribe sobre temas menores después del artículo de hace dos semanas sobre Sálvame, Belén Esteban, Gran Hermano Vip y las redes sociales.

Vamos con lo de Facebook. En un alarde de innovación, la red social decidió incluir el emoticono sentirse gordo entre las opciones que ofrece para mostrar nuestro estado de ánimo. Y entonces se armó una buena porque hubo usuarios que se quejaron de que gordo no es un estado de ánimo y puede perjudicar a los que sufren trastornos de la alimentación. Hasta se lanzó una campaña a través de la plataforma Change.org para reunir 25.000 firmas y solicitar a Facebook que eliminara el icono.

En contra de lo que en esta red social es habitual -no hacer caso de las críticas- la red social optó por recular y lo sustituyó por sentirse lleno, que era la acepción que había optado en español. Hasta ahí la gran polémica. Así que el tema tampoco da para más.

Así que vamos con algo más serio. Estamos de acuerdo en que las arcas del estado tienen telarañas y hacen falta nuevos ingresos. La Agencia Tributaria acaba de descubrir que hay mucho piratilla que usa internet para lucrarse y no aporta nada o casi nada a las cuentas públicas a través de los impuestos.

En un alarde de clarividencia, al igual que Facebook con lo de sentirse gordo, Hacienda ha visto que aún no le ha había metido mano al negocio en la red, o no toda la que tenía que meter, y que de este sector puede levantarse unos cuantos milloncejos si aprieta un poco.

Así que el Gobierno va a encender el ordenador y se va a dedicar a investigar la información disponible en internet para descubrir actividades que no pagan impuestos. También ha anunciado que incorporará a sus bases de datos unos 200.000 dominios de páginas webs para controlarlos mejor por si hacen chanchullos.

Además va mirar con más detenimiento que las actividades de los fabricantes y prestadores de servicios que utilizan internet para realizar negocios tributen de verdad en España y no como hasta ahora que se iban de rositas.

En lugar de "prestadores de servicios" el Gobierno podría haber dicho, por ejemplo, Apple, Google, Amazon, Facebook, eBay, Microsoft y Yahoo. Y es que estas siete grandes empresas tecnológicas pagan en España un millón de euros en impuestos. Sí, un millón de euros entre las siete. Por ejemplo, en Gran Bretaña abonan cerca de 45, y aún así a los británicos les parece una cantidad muy baja.

Dentro de esa campaña de utilizar la información que hay en internet para pillar a los tramposos, Hacienda, y cito el comunicado del ministerio, "utilizará la tecnología de las redes sociales para analizar operaciones comerciales entre agentes económicos, con el fin de identificar patrones de comportamiento que corresponden con actividades defraudadoras". ¿Tecnología de las redes sociales? Y eso, ¿qué es?

Por cierto, si el ministro Montoro pretende conocer si los españoles hacemos chanchullos gracias a las redes sociales lo va a tener complicado. ¿No le ha dicho nadie que en Facebook, Twitter o Instagram no hacemos otra cosa que mentir? ¿Nadie le ha explicado que allí todos somos guapísimos; altísimos; inteligentísimos; tenemos una vida maravillosa y siempre estamos haciendo cosas interesantísimas?