La Iglesia se ha dado cuenta de que ya no es suficiente con tocar las campanas y esperar a que sus fieles acudan religiosamente a misa. En una institución caracterizada por la tradición y el inmovilismo es de destacar que desde hace unos años se haya abierto a las nuevas tecnologías y se haya subido al púlpito de las redes sociales. "Predicamos como predicaba San Agustín, perfecto para su época, pero no para hoy", aseguran desde el Vaticano.

Hasta el actual papa Francisco ha animado a los suyos a estar presentes en las redes sociales: "Es importante saber dialogar, entrando también, aunque no sin descernimiento, en los ambientes creados por las nuevas tecnologías, en las redes sociales, para hacer visible una presencia, una presencia que escucha, dialoga, anima".

Y esta llamada a la evangelización 2.0 ha sido respondida. No de una manera numerosa, porque tampoco se le puede pedir rapidez a una institución con más de dos mil años de vida, pero sí exitosa.

Por ejemplo, las Carmelitas descalzas de Valladolid tienen una web; una página en Facebook, con más de 8.000, seguidores; un perfil en Twitter; un canal en YouTube o una cuenta en WhatsApp. Las también Carmelitas Descalzas de Puçol (Valencia) también tienen su página web; un par de blogs y hasta página en Facebook con más de 3.000 seguidores. Su objetivo es buscar nuevas novicias. "Hoy nadie viene al convento, así que hay que salir. Estar en Facebook, en Twitter?", reconocen. O dicho de otra forma, si Mahoma no va a la montaña, la montaña debe ir a Mahoma.

A nivel individual, Sor Lucía Caram, la dominica contemplativa argentina, que lleva en España más de dos décadas, es la gran referente de la evangelización digital. Su perfil en Twitter es seguido por más de 177.000 personas y sus comentarios no dejan indiferente a nadie.

Sin embargo, el pistoletazo oficial de la entrada de la Iglesia en las redes sociales lo dio el anterior papa Benedicto XVI el 12 de diciembre de 2012 (12/12/12). Ese día publicó su primer tuit: "Queridos amigos, me uno a vosotros con alegría por medio de Twitter. Gracias por vuestra respuesta generosa. Os bendigo a todos de corazón".

El relevo, no solo al frente de la Iglesia, sino también de la presencia del Sumo Pontífice en Twitter, lo ha recogido el nuevo papa y con mucho éxito. Cuando Ratzinger anunció su renuncia al pontificado, en febrero de 2013, el número de seguidores era de 3 millones. Ocho meses después, con Bergoglio ya al frente, alcanzó los 10. Hay quien difundió la noticia de que para festejar este logro el Papa perdonaría pecados a través de Twitter. Solo fue un bulo, aunque no era mala idea. En estos momentos está a punto de llegar a los 20 millones.

El Santo Padre posee nueve cuentas en Twitter en otros tantos idiomas. La más numerosa es la que tuitea en español, con 8,3 millones de seguidores; seguida de la inglesa (5,7) y la italiana (2,6). También destaca la que envía los tuits en latín, que, a pesar de ser una lengua muerta, cuenta con más de 334.000 seguidores.

La última noticia de esta evangelización digital apareció la semana pasada. Un sacerdote de Texas ha comenzado a utilizar la red de mensajería instantánea Snapchat como confesionario virtual. Todo parece apuntar a que es un aprovechado que no tiene ninguna relación con la Iglesia. Aunque eso de que te absuelvan tus pecados por el móvil no es algo que el Vaticano debería descartar. ¿O es que alguien pensó, no hace mucho, que unas monjas podrían tener Facebook y un Papa daría sus sermones a través de Twitter?