La cara B de los ronquidos

Unos 2.500 coruñeses duermen con un dispositivo para evitar apneas, pausas respiratorias en el sueño que elevan el riesgo de infarto o ictus - Roncar y somnolencia diurna, signos de alarma

Un paciente se somete a un estudio del sueño.

Un paciente se somete a un estudio del sueño. / efe

a coruña

Los ronquidos son el principal motivo de consulta en la Unidad de Sueño del Hospital Universitario de A Coruña y cuando van acompañados de somnolencia continua durante el día pueden esconder detrás una apnea del sueño, un trastorno que se caracteriza por interrupciones repentinas en la respiración mientras se duerme -paradas que duran entre 10 y 30 segundos- y que elevan el riesgo de sufrir un infarto o un accidente cerebrovascular. "No todo el mundo que ronca sufre apnea, pero todos los pacientes con apnea del sueño, roncan", explica la responsable de la Unidad del Sueño del Chuac, Carmen Montero, quien resalta que solo en el área coruñesa hay 2.500 pacientes que duermen con un aparato especial (CPAP) para evitar sufrir apneas durante el sueño.

La mayor parte de pacientes que pasan por la Unidad de Sueño del Chuac sufren apnea, un trastorno que muchas veces descubren quienes comparten cama con ellos. "Los acompañantes perciben que hacen pausas en la respiración de hasta 30 segundos", señala Montero, quien explica que este problema surge cuando las vías aéreas se estrechan o se bloquean parcialmente y esto impide a su vez la correcta oxigenación de la sangre. Se diferencian dos tipos de apnea, la obstructiva -cuando las partes blandas de la garganta se desplazan hacia atrás durante el sueño y ocluyen la vía respiratoria- y la central, cuando no hay nada que obstaculice la vía aérea sino que es el cerebro el que deja de enviar las señales necesarias para que los músculos desarrollen la respiración con normalidad. La diferencia entre una y otra es que mientras en la primera el paciente no es consciente de las paradas respiratorias, en la segunda suele despertarse con sensación de ahogo.

Eso sí, tanto en una como en otra, el sueño no es reconfortante. "Entre los principales síntomas están los ronquidos y tener somnolencia diaria continua, son pacientes que siempre están cansados ya que aunque no lo noten se despiertan continuamente por la noche, que se duermen en cualquier parte, que sufren cefaleas", señala Moreno, quien resalta que uno de los principales factores para sufrir este trastorno del sueño es la obesidad. "Está demostrado que una pérdida de peso del 10% supone que el riesgo de apnea desciende un 20%", señala esta especialista, quien asegura que el consumo de alcohol y sedantes o una determinada morfología cranoencefálica favorecen la aparición de apneas. "En el caso de mujeres hay mayor riesgo a partir de los 38 centímetros de cuello y lo mismo ocurre en personas con el mentón hacia atrás", indica. La mayoría de pacientes con apnea del sueño son varones que superan los 40 años, mujeres que se encuentran en la menopausia o menores de edad que tienen las amígdalas de gran tamaño.

Esta patología -que afecta a entre el 3 y el 5% de la población "y va en aumento al incrementarse los casos de obesidad"- puede tener graves consecuencias para la salud. "Al bajar los niveles de oxigenación de la sangre durante las pausas respiratorias y después subir aumenta los casos de hipertensión y el riesgo de sufrir un infarto o un ictus. Además, la somnolencia diurna puede originar más accidentes", señala esta doctora.

Para un correcto diagnóstico y comenzar a tratar al paciente es necesario realizar una serie de pruebas. "Hoy en día el 80 o 90% de pacientes duermen en casa con varios aparatos que permiten realizarles las pruebas en sus domicilios. En otros es necesario que duerman una noche en el hospital, donde se les controla el nivel de oxígeno, los movimientos abdominales, el pulso, etc.", señala.

Una vez diagnosticada la apnea del sueño, el principal tratamiento consiste en que el paciente duerma con un dispositivo CPAP (siglas en inglés de "presión positiva continua en la vía aérea") que incluye máscara, tubos y un ventilador. El paciente debe colocarse sobre la nariz y la boca una máscara que está conectada a una pequeña máquina que permanece al lado de la cama y que bombea aire bajo presión dentro de la vía respiratoria, manteniendo la tráquea abierta durante el sueño y evitando la apnea. "Sólo en el área sanitaria coruñesa hay unos 2.500 pacientes que duermen con este dispositivo CPAP para evitar las apneas", señala Carmen Montero, quien explica que también es posible recurrir a la cirugía para abordar este problema.

Pese a que la apnea es la principal protagonista en las consultas de la Unidad de Sueño del Chuac, los especialistas de esta área también abordan otros problemas relacionados con el sueño como el síndrome de piernas inquietas o el bruxismo. Otro trastorno frecuente, el insomnio, se trata en el área de Psiquiatría o en Atención Primaria.

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